Test Drive

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Prueba Mitusbishi L200 | Vuelta recargada.

La pick up japonesa ( origen Tailandia) cuenta con una buena dotación de equipamiento y las virtudes off road de siempre. Manejamos la variante tope de gama de 181 CV con caja automática de seis velocidades.

Mitsubishi vuelve a apostar a la L200, la quinta generación de su conocida pick up que ahora llega con un fuerte rediseño y un incremento sustancial de equipamiento para competir en uno de los segmentos más importantes del mercado argentino. Lo hace a través de un nuevo importador y con un precio en dólares que no la favorece.

Estética y gama

Definitivamente uno de los puntos altos de esta nueva etapa de la L200. A priori parece que poco quedó de la quinta generación, pero la realidad es que se trata de la última que circuló hace unos años por nuestro país, aunque con nueva trompa y cromados que le quedan muy vistosos, cuanto menos. Eso se complementa con las llantas de 18” de diseño deportivo con un tratamiento bitono que termina de darle un toque muy interesante.

La variante que pasó por nuestras manos es la tope de gama de una triple oferta conformada por una variante manual y dos automáticas siendo las dos primeras las no “full”.

Su nómina de equipamiento es muy buena, con una buena dotación de seguridad (siete airbags, control de estabilidad y tracción, espejo fotocromático, faros de led y antinieblas delanteros y traseros, como lo más destacado) y confort (acceso y arranque sin llave, climatizador bizona, butaca de conductor eléctrica, control de velocidad crucero, cámara de retroceso y sensores de lluvia y luces, entre otros).

Habitabilidad y multimedia

En materia de espacio, el disponible es muy bueno (su ficha técnica anuncia 3 metros clavados entre ejes) y cuenta con un recirculador de aire de curiosa forma y disposición en el techo que garantiza que llegue la climatización a las plazas traseras.

Y hablando de ese sector, el tercer apoyacabezas es similar a los laterales con lo cual la visibilidad se ve comprometida. En materia de espacio es bueno, con un túnel de transmisión que interfiere con el lugar para las piernas de quien viaje en el centro.

En cuanto a la caja de carga, 945 kilos que están prácticamente en la media que marca el promedio de 1 tonelada. Por el lado de la multimedia, la telemática corre por cuenta de una pantalla Clarion de 7” con una interfaz algo anticuada pero con android auto y car play que equilibra la balanza y entrega lo mejor disponible hoy en día en cuanto a conectividad. Además, la respuesta al tacto es muy veloz.

Motor

La L200 lleva bajo el capot el bloque 4N15 de 2,4 litros y 181 CV asociado a una transmisión de seis velocidades. A eso incorpora levas y distribución variable con lo cual suma en eficiencia y en el momento de seleccionar manejo secuencial para “tirar” cambios de manera más directa.

Pese a su potencia, algo lejana al “Club de los 200 CV”, firmó buenas prestaciones, con 10,3 segundos para el cero a cien y poco más de 32 segundos para el kilómetro. La recuperación de 80 a 120, en 7,5 segundos.

Por el lado de los consumos, son aceptables, con 7 litros “cada cien” circulando a 100 km/h, 10,7 a 130, y en el tránsito urbano pide casi 12. Un punto a tener en cuenta es que el tanque de combustible es de 75 litros cuando la norma en este segmento suele ser de 80, algo que puede incidir a la hora de los repostajes.

Comportamiento dinámico/off road

La L200 ofrece buenos ángulos (31/25/23) que se ven complementados por el sistema Super Select 4WDII que es muy similar a lo que ofrece el segmento, aunque con cuatro modos (2H, 4H, 4HLc y 4LLc). El modo “extra” es el bloqueo de diferencial central, una ayuda extra que siempre viene bien a la hora de salirnos del camino.

Por el lado de la configuración, tiene un buen espacio rueda trasera-pasarrueda con 21 centímetros lo que le ofrece una interesante área de trabajo al eje trasero para maniobras off road. Ese eje se apoya en un esquema de ballestas de cinco hojas fiscalizando el maridaje con el chasis, con lo cual la sensibilidad es total.

A altas velocidades se muestra estable y sufre los vientos laterales como casi todos los vehículos de este mercado por su elevado centro de gravedad. En ciudad, se muestra algo rebotera pero también siempre entre lo que acostumbra a entregar el segmento en este ámbito.

En pocas palabras: no es incómoda, se banca el “traqueteo” y en ruta es estable y predecible. Además, como decimos siempre, los controles activos y pasivos de seguridad van a estar vigilando y actuando en caso de que algo se salga de control.

Rivales

La competencia es conocida y álgida: toda pick up mid size puede ser opción a esta L200, aunque por potencia podemos destacar a la Toyota Hilux (177 CV), Volkswagen Amarok (180 CV) y Nissan Frontier (190 CV) que se fabrican en nuestro país. En el tintero quedan Chevrolet S10 y Ford Ranger.

Por cotizar en dólares, y con la subida mantenida de esa moneda, su precio le juega en contra aunque Mitsubishi está ofreciendo bonificaciones para alentar la comercialización. De todas maneras, si te gustó el diseño y tenés ganas de tener una, es una muy buena opción que está, salvo en el precio, a la altura de lo que ofrece el mercado regional.

+ Equipamiento general
+ Comportamiento off road
+ Estética renovada

– Precio elevado
– Valor de reventa
– Visibilidad trasera

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