Como parte del control de calidad tras la salida de la Fábrica Santa Isabel ubicada en Córdoba, todas las unidades de la Nissan Frontier nacional pasan por una pista de pruebas que cuenta con seis pasos.
Uno de ellos es la atención a los ruidos; para eso, los profesionales de ingeniería detectan ruidos internos en la cabina o el exterior, con el objetivo de aplicar eventuales ajustes mecánicos. Además, la automotriz realiza una verificación de prestaciones, para garantizar el correcto funcionamiento de frenos, dirección, caja, freno de mano, suspensión, entre otros sistemas.
Por su parte, la verificación estática comprueba las funciones y equipamientos de la camioneta, entre ellos luces, bocina, radio, traba de puertas, levantavidrios, botones interiores, techo solar, calefacción de asientos, desempañador, regulación de asientos, limpiavidrios, climatizador y comandos de volante.
Otro de los pasos es la prueba dinámica, en la que se revisan los mismos puntos que la verificación estática, pero con la pick up en movimiento. Asimismo, el equipo realiza la inspección en la zona del motor, con el objetivo de detectar pérdidas de fluido, contactos entre tuberías o elementos mal montados.
Nissan también hace una prueba de agua en la que somete a la Frontier a una lluvia constante proveniente de distintos ángulos y con una duración de unos 30 minutos. De esta forma, garantiza que no tenga ningún ingreso de agua.
Con los seis pasos realizados en su pista de pruebas, la marca japonesa tiene la misión de entregar un vehículo seguro a sus clientes, para colaborar con un futuro con cero fatalidades.
Tras el paso por las pruebas, la Frontier ya está lista para ser entregada a los usuarios. La camioneta está presente en Argentina y además es exportada a Brasil, Chile y Colombia.
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