Una vieja publicidad de una entidad financiera decía que “un nombre es lo más valioso que uno puede tener” y no es algo destacado para las personas, también para las cosas o productos. El peso que puede tener un nombre a la hora de vender es vital. Puede llevar al éxito o al fracaso y levantar o destruir la imagen de marca.
El nombre de un vehículo fue y es uno de los mayores temas de discusión (cultural, sociológica, geográfica, marketinera –o así debería ser al menos…) para una empresa. "En 1985 había unos 75.000 nombres registrados relacionados con el automóvil. En la actualidad hay más de 800.000 nombres", explicó Russ Clark, director de marketing para Chevrolet de acuerdo a lo que publica AutomotiveNews.
Al respecto, Johan de Nysschen titular de Infiniti, división Premium de Nissan en sintonía con Clark indicó que "a nivel global no hay un nombre o una letra que no haya sido registrado por un fabricante u otro. Puedes tomar el abecedario y verás que de la A a la Z, casi todas las letras están ya registradas”.
A la hora de citar casos, uno de los más emblemáticos fue el Porsche y su mítico 911. Cuando la marca presentó este deportivo en 1963 lo hizo originalmente con el número 901 pero Peugeot se quejó porque las combinaciones numéricas de tres cifras con el cero en el centro están registradas por la firma francesa y es por ello que debieron cambiarlo a 911.
Infiniti hizo algo que los expertos, como Sybille Kircher de Nomen Deustchland, desaconsejan: si el nombre no tiene una mala conotación o una mala imagen es preferible no cambiarlo. Aún así, Infiniti ha renombrado todos sus modelos con la letra Q, para los de pasajeros, y QX para los SUVs y crossovers. Así es como el G37, aprovechando el cambio de generación, pasa a llamarse Q50 o el FX50 se convierte en QX70.
Obviamente, en la creatividad hay que evitar palabras que puedan ser ofensivas en un idioma u otro. También hay que evitar que puedan derivar o dar a pensar en algo que la marca no desea.
La nota cita otro caso como el Opel Cascada que en España se llamará Cabrio para evitar posibles chistes dudosos. Aquí en estas tierras sucedió con el Mitsubishi Pajero (Montero para nosotros, no para los brasileros) o Volkswagen Jetta para todos excepto para nosotros que paso a llamarse Vento para evitar la “mala suerte”.