La muerte de la estrella de la música pop más reconocida en todo el planeta sin dudas va a dar mucha tela para cortar. Y entre el paño, el tema de los autos que formaban parte de su fortuna personal no iba a quedar exento. Si bien no se sabe exactamente qué pasará con muchas de las posesiones que tenía Michael Jackson en su residencia Neverland, se cree que la mayoría terminará en subastas y museos, misma suerte que la que correría la colección de rodados.
Según consignan medios electrónicos de Estados Unidos, como WorldCarFans, Jackson disponía de cuatro limousines Cadillac Fleetwood 1954 usadas durante el redaje del film Conduciendo a Miss Daisy. Además tenía otra limousine Rolls Royce Silver Seraph de 1999 que tenía un interior diseñado por él mismo y –dicen- era “tan lujoso como el Palacio de Versalles”.
Algunos de sus otros autos eran un Rolls Royce Silver Spur II de 1990, un Lincoln Town Car de 1988, un Ford Econoline de 1993 equipado con pantallas de TV individuales y consolas de videojuegos, un GMC High Sierra firetruck (1986), un GMC Jimmy (1988) y hasta un bus Neoplan con cabinas individuales y baño con porcelana, granito y oro, probablemente utilizado en la gira History World Tour.
Por lo que puede deducirse de este breve repaso, la estrella pop no tenía devoción por autos superdeportivos, sino más bien por el lujo y la comodidad de las limousines.