Uno de los autos más novedosos del salón de Ginebra fue el B-Max de Ford en su faceta conceptual. Este prototipo adelanta con un grado de fidelidad muy alto cómo será el tercer integrante de la familia de monovolúmenes que la marca designa con la terminación –Max.
Así como el S-Max se basa en el Mondeo y el C-Max en el Focus, el B-Max lo hará en su correspondiente del segmento B, que es el Fiesta. Lo más llamativo de este prototipo que se mostró en Ginebra es que no tiene parante central y las puertas traseras son corredizas. Todo esto da una sensación de mucho mayor amplitud, pero lo que no es una sensación sino un hecho es que se mejorará mucho el acceso al habitáculo.
La marca aseguró que este rasgo fue estudiado como característica definitiva para el modelo de producción. Seguramente esta extravagancia original desde el punto de vista del diseño le va a costar unos pesos a Ford para suplantar de otra manera la rigidez estructural que aporta el parante. El interior de este modelo será muy versátil, cómodo y funcional.
Naturalmente es más chico que el C-Max, pero guarda mucho de su diseño. La unidad exhibida en Ginebra monta un motor de un litro EcoBoost de tres cilindros, que también estará presente en la oferta del modelo definitivo. Con este propulsor, la emisión de gases CO2 es realmente baja.
En su gacetilla de prensa Ford indicó que el B-Max refuerza la visión innovadora de la marca para el mercado de autos compactos.