Dentro del proceso de reestructuración de marcas que vienen sosteniendo las automotrices norteamericanas, Ford anunció estos días de manera oficial que comenzará negociaciones con la automotriz china Geely, empresa que mostró mayor interés para hacerse dueña de la marca sueca.
Según dijo en el comunicado oficial el Jefe Financiero del óvalo Lewis Booth, “Ford cree que Geely tiene el potencial para ser un dueño responsable de Volvo a futuro y puede propulsar el negocio preservando los principios y la independencia de la marca sueca.”
Ford aclaró que no tiene intenciones de retener un porcentaje de Volvo una vez que se desprenda de ella, pero sí se afirmó que continuará trabajando con la automotriz en algunas áreas luego de la posible venta. EL anuncio despeja las dudas que se generaron la semana pasada, cuando parecía que las diferencias entre Geely y Ford eran insalvables.
De todas formas, podrán pasar algunos meses hasta que se arribe a una decisión. Hay que tener en cuenta que estos traspasos son complejos y más en el caso de las empresas chinas, donde tiene que haber acuerdo con el estado también. Hay ejemplos de la complejidad de estas transacciones dentro de la misma compañía, cuan Ford había nombrado a Tata como el ofertante preferido para Land Rover y Jaguar en enero del año pasado y el acuerdo terminó sellándose en junio. O también las idas y vueltas que hubo entre GM y un grupo automotriz chino para hacerse de la marca Hummer. O los vaivenes que también llevan meses para que GM pueda vender Opel a la empresa Magna.
Si bien Ford no dio a conocer un precio posible de venta, informes periodísticos estiman un acuerdo cercano a los u$d 2.000 millones. De esta manera, el grupo Ford se desprendería en poco más de un año de las marcas Jaguar, Land Rover y Volvo, que se suman a las ventas anteriores de Aston Martin y casi la totalidad de Mazda. Es decir, Ford volverá a ser un grupo netamente norteamericano, manejando sólo las marcas Ford, Lincoln y Mercury.