Una de las tres grandes de Detroit, Chrysler, solicitó nuevamente a la administración Obama que le preste más dinero para alivianar la crisis crediticia para los clientes y ayudar a que la automotriz sobreviva.
La compañía se vio motivada a pedir más plata luego que el Departamento del Tesoro de EE.UU. le otorgara u$s 1.000 millones en forma de paquete financiero de ayuda.
La ayuda Federal posibilitó a Chrysler a financiar 29.000 transacciones durante febrero, y 8.000 el mes anterior. La automotriz comercializó 84.050 unidades en febrero, el cuarto mes seguido en que la demanda se desplomó por más del 40 por ciento.
Los concesionarios le informaron a Chrysler que hay una demanda acumulada del 20%, siempre y cuando haya crédito disponible para los clientes.
La unidad automotriz de Chrysler sobrevive con un préstamo de u$s4.000 millones de EE.UU., y busca conseguir u$s5.000 millones adicionales para mantenerse a flote porque de lo contrario podría acogerse (tal como se señaló que podría hacerlo GM- la semana pasada) a la ley de bancarrota de EE.UU.
Bob Nardelli, presidente de la compañía que pertenece al fondo Cerberus señaló que no veía signos de rebote para un mercado norteamericano que se encuentra vendiendo en los índices más bajos desde principios de la década del ochenta. Según el directivo: “No hemos visto nada que nos sugiera que hayamos salido del fondo”.