La historia del espionaje en Renault terminó siendo una mentira o cortina de humo pero con fuertes consecuencias. El grupo galo comunicó que sus tres altos ejecutivos suspendidos por un supuesto caso de espionaje industrial son inocentes. En cambio, un empleado a cargo de la seguridad de la marca, acusado de estafa fue arrestado… resultados de un escándalo que ponen sobre las cuerdas al mismísimo Carlos Ghosn, presidente mundial del grupo.
Para refrescar un poco el tema, bien vale hacer un repaso de los hechos. A principios de año, Renault anunció que había despedido a tres directivos, a los que acusaba de haber filtrado detalles relevantes sobre su estrategia de vehículos eléctricos.
La automotriz es una de las más activas en el desarrollo de coches con baterías, con unas inversiones que rondan los 4.000 M de euros. Posteriormente, fuentes de la empresa apuntaron incluso la posibilidad de que los compradores de esta información eran firman chinas.
Comenzaron así dos meses de investigaciones, noticias y rumores. Finalmente, la Justicia confirmó lo que Renault había dejado trascender la semana pasada. Era posible que, en realidad, nunca hubiese existido tal caso de espionaje.
Ahora le toca el turno a las responsabilidades. El fiscal del Estado, Jean Claude Marin, afirmó que no hay rastro de las supuestas cuentas bancarias donde los tres altos ejecutivos despedidos habrían recibido los pagos de China. La compañía ya pedió disculpas a los afectados y los indemnizaría por el serio perjuicio causado a su reputación.
Carlos Ghosn (en la foto principal, a la izquierda), máximo responsable de Renault-Nissan, y Patrick Pélata, jefe de operaciones de Renault –mano derecha de Ghosn -, les pidieron disculpas a los afectados personalmente y tuvieron una reunión extraordinaria con la junta de directores. Pélata presentó la renuncia a su cargo por las responsabilidades que tocan en el caso pero Ghosn no se la aceptó.
Sin embargo, varias voces piden que las responsabilidad vayan más arriba.
Mientras tanto, la junta directiva aprobó las medidas de Ghosn para resolver el asunto, que incluyen, además de la indemnización para los afectados, acciones disciplinarias para los miembros del equipo de protección del grupo, la renuncia a los bonus de los ejecutivos de la firma para el año 2010 y los beneficios de las stocks options de 2011, y la realización de un estudio interno para mejorar la seguridad de Renault. Con los “acusados” inocentes, un nuevo culpable y la actitud de resolver rápidamente el caso…Ghosn no deja de estar en la mira de los accionistas y la historia parece que continuará sumando capítulos.