La historia de Alfa Romeo arranca con el 24 HP, el primer auto producido por la marca y diseñado por Giuseppe Merosi en su casa incluso antes de que se registrara la razón social A.L.F.A. (Anonima Lombarda Fabbrica Automobili).
Tenía un motor monobloque (poco común por aquel entonces), 4 cilindros, 4 litros de cilindrada y 42 caballos de potencia, con una sola transmisión de cardán en las ruedas traseras, y alcanzaba los 100 km/h.
También se recordaron los orígenes automovilísticos: desde su debut en las carreras en 1911, hasta la primera victoria en 1923 en la Targa Florio, el certificado de nacimiento del legendario Quadrifoglio.
En la segunda entrega, se destacó el 6C 1750 Gran Sport Zagato con el que Nuvolari ganó la MIlle Miglia de 1930 con un promedio de velocidad de 100,45 km/h. El motor era una evolución del 1500 de seis cilindros en línea. Se produjo en diferentes versiones: con uno y dos árboles, con y sin compresor volumétrico, y su potencia oscilaba entre los 46 CV de la versión Turismo y los 102 CV del Gran Sport.
También se hace mención a los 158 (que fueron movidos de manera clandestina para evitar ser secuestrados durante la ocupación) y al vínculo con la F1: el GP de Silverstone en 1950 fue la primera de las siete carreras que conformaron el primer Campeonato Mundial de Fórmula 1 de la FIA. Cuatro Alfetta 158 ocuparon los primeros cuatro puestos en la parrilla de salida.
Pero el mejor momento (hasta ahora) es cuando ese año alcanzaron la gloria deportiva: el 3 de septiembre, en el Gran Premio de Monza, “Alfa” probó las soluciones técnicas del Alfetta 159 que debutó con una victoria. Al volante estaba Nino Farina, quien se convirtió en el primer Campeón del Mundo de Fórmula 1.
