Los autopartistas salieron con todo a pedir “que tomemos cabal conciencia de la gravedad en la que se encuentra el sector automotor de nuestro país”. Según el comunicado, quieren deslindar a la pandemia de la crisis en la que está inmersa el sector.
AFAC insiste en que esto no es algo coyuntural, sino que es un escenario que se viene dando desde 2009, con el cierre de 47 empresas desde ese año y una baja en las exportaciones del 40%.
Las causas son muchas y están detalladas en el comunicado. Hablan de cambios en las reglas del juego que desincentivan los proyectos de inversión y de la “altísima” presión impositiva que, por ejemplo, grava las partes locales y no así las importadas.
Además, hicieron mención a la “escasa credibilidad” sobre mecanismos de política sectorial provocada y los cambios en las reglas del juego “cada vez que alguna empresa incumple, como fue el caso del Flex automotriz con Brasil”.
También le pegó a los convenios, que datan de 1975, “ arcaicos”, al escaso poder de influencia local sobre los procesos de decisión de las casas matrices y a la nula capacitación (“en la Unión Europea es obligatorio la igualdad de acceso a toda la información”).
Entre otras estadísticas, difundieron que el ratio de importaciones de autopartes por vehículo producido pasó de 13.000 u$s en 2009 a 18.500 u$s en 2019. En los últimos 10 años el déficit autopartista osciló entre 4 mil y los 8 mil millones de u$s, dependiendo de la cantidad de vehículos producidos. Las exportaciones de autopartes que eran 2.500 millones de dólares hace 10 años, cayeron a 1.500 en 2019.
¿Cuáles son las consecuencias? Además de la baja en las exportaciones, los 15 mil empleos que se perdieron y las 47 empresas que cerraron desde 2009 hasta la fecha, AFAC advierte que “no será viable insertarnos en las cadenas de valor de las nuevas tecnologías y la electromovilidad si persisten las mismas condiciones que nos llevaron a la situación actual”.