Como parte de su nueva familia de nomenclaturas, Mercedes-Benz le cambió el nombre al famoso SLK, que ahora se denomina SLC y cuenta con cambios para acompañar al cambio de “identidad”, también visto en otros modelos de la marca alemana.
La primera de las modificaciones se puede observar en la estética y se encuentra principalmente en la zona frontal de la carrocería, ahora más atractiva y alineada a los modelos más modernos de la automotriz.
Para lograr la nueva imagen, el modelo ha recibido flamantes ópticas con un formato más suave y luces con tecnología LED, junto con una nueva parrilla y un paragolpes que también fue renovado. Además, hay ópticas y paragolpes traseros con diseños diferentes.
El SLC también posee pequeños cambios en el interior y mantuvo el clásico sistema de techo rígido retráctil que lo convierte con el que puede pasar de cupé a descapotable (y viceversa) a través de una tecla y en segundos.
En cuanto al equipamiento, el modelo posee el Dynamic Select, que permite elegir entre cinco diferentes opciones de conducción. Lo hace modificando el funcionamiento del motor, la transmisión, la dirección y la suspensión. A eso se suma el sistema Active Brake Assist con frenado autónomo y las luces inteligentes con tecnología LED, entre otros.
Los motores con los que será comercializado en Europa (desde principios de 2016) son los nafteros y diésel con cuatro cilindros y turbo para las versiones SLC 180 con 156 caballos, SLC 200 con 184 CV, SLC 250 d con 204 caballos y SLC 300 con 245 CV. Las cajas son una manual de seis velocidades y la automática 9G-TRONIC, que posee nueve velocidades.
La gama también cuenta con la versión deportiva Mercedes-AMG SLC 43, desarrollada por la división de altas prestaciones de la marca y con un motor V6 biturbo de 3 litros que cuenta con una potencia de 367 caballos y un torque máximo de 520 Nm entre 2000 y 4200 rpm. Se asocia con la transmisión automática 9G-TRONIC y acelera de 0 a 100 km/h en apenas 4,7 segundos.
