Parece que los cuatro días en los que la Fórmula 1 iba a acelerar en la rambla marplatense no van a ser tales…
Cuando la presidente Cristina Fernández de Kichner hizo el anuncio, en marzo pasado, de que había gestiones para que la Máxima llegara a la zona portuaria de La Feliz, los corazones de los fierreros comenzaron a latir a más de 10.000 rpm. “Enrique, si no la traés te mato”, lo amenazó con sorna a Meyer, ministro de Turismo que estaba a cargo del proyecto.
En los meses posteriores hubo presentaciones in situ del circuito callejero, que iba a trazarse por las arterías cercanas a la Base Naval, la escollera norte, la costanera y el barrio del golf, con curvas, variaciones de niveles y rectas largas que les permitirían a las máquinas del Mundial desplegar todo su potencial.
Pero parece ser, que seis meses después, todo quedó en promesas. Típicas de los políticos.
“Siempre estamos abiertos a regresar a Argentina. Puede suceder si tratamos con gente seria”, declaró hace unos días Bernie Ecclestone, mandamás de la F1. Sus dichos no niegan una reunión con emisarios argentinos, el contacto fue tal, pero se ve que nos les cayó en gracia quienes fueron a negociar el GP de Argentina…
Una de las razones por la que la Fórmula 1 no llegará al país son las astronómicas cifras que habría que desembolsar para traer y mantener la fecha en el calendario, por lo menos, por tres años. Singapur, por ejemplo, tiene un canón de 96 millones de dólares para organizar su carrera. Australia, uno de los clásicos en cada temporada, desembolsa 56.000.000. Los dirigentes argentinos pensaron que, con una inversión de 50.000.000 por los tres años de contrato, el circo de la F1 arribaría a orillas del Atlántico.
“Los números que se entregaron eran mucho más importantes que los dados inicialmente. El tema se está analizando, buscando la financiación de manera tal de llegar al circuito en condiciones", manifestó Meyer, tratando de zafar, como sea, del asesinato de la presidente…
Otro de los por qué se pinchó el plan para que los bólidos rujan por las calles de Mar del Plata es por los cortocircuitos que se generaron en los últimos tiempos entre el Gobierno Nacional y el Gobierno provincial, con Daniel Scioli a la cabeza. Cuando Cristina anunció con pompas la negociación para acoger a la F1, la relación con Scioli y su gente era excelente. Hoy no.
Política de lado, vamos a ser realistas. La Fórmula 1 nunca volverá al país. La Argentina no tiene los medios ni recursos para exportar por cuatro días locos a la máxima categoría del mundo, y tampoco somos un mercado atractivo para ellos. Lo de marzo fue un anuncio político y hay que tomarlo como eso… Un blef.