El inefable agente secreto al servicio de Su Majestad (sí, el mismo que tiene licencia para matar y “saborear” los mejores bombones del planeta mientras las balas ni lo rozan) puso a la venta el espectacular Aston Martin DBS que utilizara en el film “Quantum of Solace”. La última aventura de 007 se rodó en Inglaterra, Panamá, Chile, España y México, entre otros países y cuenta con Daniel Craig como principal protagonista.
Pero debemos aclarar que este súperdeportivo y 515 CV, que viaja a 307 km/h y acelera de 0 a 100 km/h en apenas 4,3 segundos, tiene algunos detalles que hacen que se pueda conseguir a un precio más tentador que los 275.779 euros originales que piden en los salones de venta.
Sucede que en el pasado mes de mayo (no se aclaró nunca si en pleno rodaje o cuando era llevado al set de filmación) y sobre rutas italianas –más precisamente en el Lago di Garda, de 370 kilómetros cuadrados, ubicado entre las regiones de Trentino, Véneto y Lombardía- el especialista encargado de las tomas de riesgo perdió el control del DBS (único ejemplar que tenían en ese momento de los cinco que se utilizaron en total) y terminó en el fondo de las heladas aguas.
El tramo donde ocurrió el accidente es muy sinuoso, con retomes muy cerrados. Si bien se trataba de un piloto profesional, lo cierto es que la combinación de velocidad y piso mojado hizo que el “supercar” diera contra las defensas y, ante la mirada atónita de todos, desapareciera en las frías aguas. Si lo hubiesen querido filmar no les hubiera salido mejor.
Por suerte el conductor sólo sufrió heridas leves –eso sí, recuperó la conciencia con el auto ya en el fondo del lago y tuvo que salir nadando- pero las tareas para reflotar al DBS, conseguir rápidamente otra unidad y el parate de la filmación hicieron trinar a los productores.
Debe aclararse que no es el único Aston Martin que no termina bien en “Quantum of Solace”: en otra de las escenas –pero esta vez de manera pautada y escapando de la persecución de varios Alfa Romeo- estrellaron un DBS contra una pared de piedra.
Con la película ya terminada y el Aston Martin destrozado (pero ya seco) ahora es el momento de buscar a algún excéntrico coleccionista que complete un cheque por u$s350.000 que mitiguen los gastos.