La primera idea fue juntar tres VR6 a 60 grados entre sí. El bloque entero de 6,2 litros desarrollaba 555 CV y tenía un detalle no menor: era aspirado. Faltaba nomás tener una marca donde equiparlo.
Ahí apareció Bugatti, luego de barajar ubicarlo en Bentley y Rolls Royce. El Grupo compró le compró los derechos de la marca a un importador y comenzó a trabajar en el Veyron luego de algunos prototipos en los que participó el mismísimo Giorgetto Giugiaro.
En Paris (septiembre de 2000) se presentó el prototipo Veyron, que finalmente optaba por un motor de 16 cilindros (dos V8 a 15º) que permitió incorporar los turbos y llevar a más de 7 litros la cilindrada (terminó siendo de 8).
El modelo de producción del Veyron “tenía” que realizar el cero a cien en 2,5 segundos y alcanzar los 406 km/h ¿Por qué? Porque el Porsche 917 que ganó las 24 horas de Le Mans en los setenta alcanzó esa cifra en la recta de Hunaudières.
Finalmente en 2005, tras la confirmación en 2001, comenzó la producción en serie del Veyron. Ese mismo año, Bugatti uso en la pista al 16.4 y certificó, oficialmente, una velocidad máxima de 407 km/h.
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