Las automotrices asiáticas coincidieron repetidas veces en que una falla en una o en las Tres Grandes de Detroit provocaría una descarga en toda la industria global, ya que los proveedores norteamericanos mayoristas caerían sin sus contratos de Chrysler, Ford y GM.
Alan Buddendeck, vicepresidente corporativo de comunicaciones globales de Nissan afirmó que “una industria norteamericana saludable es el mejor interés para todos”. El mercado norteamericano es esencial para la mayoría de las automotrices en el mundo, ya que representa el mercado más grande para casi todas.
Varios analistas concuerdan que -para Chrysler o GM-, fallar sería equivalente a un freno masivo en el gasto de los consumidores, provocando que los rivales extranjeros apoyen cualquier iniciativa que mantuviera las automotrices de Detroit a flote.
“Creo que sería mejor si General Motors estuviese apto para continuar con sus operaciones”, afirmó el presidente de Toyota Katsuaki Watanabe al ser consultado por la prensa sobre la posibilidad que algún grande de Detroit sea forzado a entrar en bancarrota.
“Seguramente debe haber una luz al final del tunel”, indicó Watanabe y añadió que “quiero que la caída se detenga, y estoy siguiendo de cerca el caso todos los meses, pero aún no sucede”.
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