Si bien era un auto que ya teníamos debidamente escaneado desde su lanzamiento en Europa y compartimos con nuestros lectores toda la data que dispusimos en su momento (siempre por fuera de los canales oficiales), llegamos hasta San Pablo con la idea de pasarle la lupa fiel a nuestro estilo: queríamos ver y tocar “en vivo” al nuevo Fit que prontamente estará en los concesionarios locales. El auto, que es un éxito comercial en ambos países, muestra una evolución que lo deja muy bien parado de cara a la nueva temporada. Sin perder estilo y funcionalidad la cirugía le sentó bien.
Aumentó el área vidriada y la parte trasera es apenas más baja, tanto la extensión total (+70 mm -de 3.830 mm a 3.900 mm), como la distancia entre ejes (de 2.450 mm a 2.500 mm) aumentaron, mejorando de esta manera la habitabilidad. Además, es más ancho y más alto y las puertas abren en tres movimientos optimizando la accesibilidad.
Las versiones presentadas en Brasil son: 1.4l (LX y LXL) y 1.5l (EX y un nuevo EXL) y se destaca una nueva transmisión automática de cinco velocidades con comando secuencial (paddle shift) a través de levas ubicadas detrás del aro del volante. El resto de las versiones, siguen llevando la caja manual de cinco marchas. El sistema de dirección es de gestión eléctrica EPS (Electric Power Steering), que permite variar el grado de asistencia según la condición de marcha.
Para sumar funcionalidad, todas las combinaciones de motor/equipamiento cuentan con el asiento trasero con sistema ULT (utilitario, largo y alto en inglés), que ofrece más de diez configuraciones de posición (son reclinables –único en su categoría- y deslizables)
Como primera impresión anotamos un auto más espacioso, confortable, con visos de renovación muy visibles y que resulta atractivo. Algunos plásticos del interior no nos parecieron acordes a la jerarquía del nuevo modelo, pero es un “mal” de la región salvo contadas excepciones. Sí nos gustó el tablero y el tratamiento de mandos y controles que rodea al conductor.
El nuevo Fit debutó en San Pablo. En Buenos Aires nadie dice nada pero el cascarón ya se rompió.