Me confieso admirador de Clint en su fase de director, por lo que mi subjetividad manifiesta aflorará cada dos líneas y no me preocupa: es ese tipo de director al que se acude sin preámbulos; y, precisamente, en Gran Torino vuelve a demostrarnos como el paso del tiempo, lejos de anquilosarlo, lo muestran activo, sensible y sabio.
Más allá de la historia en sí y del final –que no revelaremos acá- lo cierto es que para todos los que “respiramos” por los autos 24 horas por día resulta imposible obviar el subtexto al que hace referencia la película y marca –en el contexto de la peor crisis que deben afrontar los tres grandes monstruos Detroit- una forma de sentir y de pensar del americano medio, para quien las utopías –casi como el muro europeo- también se desvanecen.
Mr. Kowalski es un hosco jubilado, ex combatiente de Corea y también ex operario de la Ford que conserva en intachable estado (y aborreciendo del tuning…) un increíble Ford Grand Torino Sport, motor V8, verde con franjas doradas, una unidad que -como se encarga de aclarar- él mismo le colocó el sistema de dirección en la línea de montaje.
Ese hombre, recientemente viudo, racista y al que personas de otras etnias empiezan rodear, ve como su barrio (parábola de la clase media americana) en los suburbios de Detroit, (dónde podría ser sino), deja de ser lo que era.
Para sumar tensión aborrece de la decisión de uno de sus hijos de vender y usar autos japoneses –específicamente una Toyota Land Cruiser V8-, como si ya no importara el “compre americano” que había sido motor de la sociedad y motor de su progreso.
Walt representa una época y un estrato social que está resquebrajándose día a día y ya empieza a tener olor a rancia decadencia: el barrio, la vida, ya no es lo que era. Pero tampoco el país, ni la cultura ni los valores.
¿Más giros?: Eastwood en su personaje se encarga de correr a los pandilleros del barrio arriba de una clásica pick up Ford de los setenta (recordemos que las camionetas son el segmento más vendido en ese país)… mientras los “malos y amarillos” asolan al barrio sobre un Honda Civic convenientemente “customizado” para horror de los puristas.
En tono, al fin y al cabo, de drama, Eastwood trata de recuperar –a cuestas de sus fantasmas- un mundo que ya no existe. A fuerza de valentía y escopeta intenta atrapar un tiempo que se esfumó, valores que ya nadie tiene o respeta.
Viejo Clint, lo hiciste de nuevo.
EL GRAN TORINO DEL VIEJO “KOWALSKI”
El Ford Torino es un automóvil de corte deportivo que comenzó a fabricarse en 1968 para reemplazar el modelo Fairlane (nada que ver con el que conocimos por estas pampas). De mayores dimensiones y peso, alcanza mejores prestaciones y montó la familia de impulsores V8 de la casa del óvalo con potencias que iban de los 300 a los 427 CV.
El modelo de 1972 presentaba algunos cambios tendientes a actualizarlo y sobresalía la mayor amplitud en la parrilla, unos parantes más finos que sin embargo, aseguran, no disminuía la rigidez torsional y nuevas ópticas traseras.
De las 14 versiones (entre dos y cuatro puertas y convertibles) que se podía disponer en 1971 se redujeron a nueve en 1972. A los modelos inicio de gama se los reconocía por “ Torino" y los de gama intermedia como. Específicamente el Gran Torino Sport, sucedió al Gran Torino GT. Ford ofrecía dos variantes de suspensión, una más familiar y otra más deportiva y sobresalía su circuito de frenos con discos delanteros, único en su segmento.
Es la nueva versión deportiva de la pick up full size. Reemplaza a la TRX…
El modelo totalmente eléctrico y el que posee motores de combustión tienen cambios para el…
El modelo de la marca italiana sumó una versión híbrida enchufable que ofrece 800 caballos…
Stellantis anunció la fabricación de la segunda generación del SUV del segmento B en la…
El mercado de vehículos registró 14.857 unidades adquiridas con financiación. El 66,4% fue para compra…
La marca entregó las primeras dos unidades del camión eléctrico para larga distancia, que será…