El C-Max cambia por completo. El el nuevo modelo -que llegará a mediados del año que viene (hablando de mercado Europeo, no por estos lares) – inspira buena parte de su diseño en el todocamino de la marca del óvalo: el Kuga (de este sí se pueden esperar novedades por estas Pampas… a estar atentos), lo que lo aproxima a vehículos crossover tipo Peugeot 3008 o ligeros SUV al estilo del Nissan Qashqai y el Skoda Yeti.
El flamante C-Max se sustenta en una nueva plataforma que progresivamente usarán otros modelos de Ford de nueva cocción, entre ellos el futuro Focus, que se espera del otro lado del océano a finales del próximo ejercicio.
La marca no ha develado muchos detalles del nuevo C-Max, pero sí se sabe que podrá contar con equipamientos de punta, como el aviso de obstáculos en el ángulo muerto para cambiar de carril con seguridad o un sistema de estacionamiento automático en paralelo que el fabricante denomina semiautomático.
A los turbodiésel common rail TDCi de nueva generación, el C-Max añadirá entre otras motorizaciones un inédito propulsor naftero ideado conforme a la filosofía downsizing -menor tamaño, consumo y emsiones, pero mayor rendimiento-: un 1.6 EcoBoost de inyección directa sobrealimentado.
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