El segmento C de los “hatch” (vehículos de cuatro puertas más portón/cinco puertas/dos volúmenes) tendrá un 2009 para alquilar balcones. Más allá de los resultados que obtenga el “camarada Bush” en su cruzada estatal salvadora de occidente, Europa y Oriente (casi nada) y las consecuencias directas de la crisis global sobre Argentina -y fundamentalmente sobre su socio mayor Brasil- las cartas están echadas y los jugadores ya salieron a la cancha.
El conocido proyecto B51, del que nuestros lectores están -desde hace rato- debidamente al tanto, encarna un golpe estratégico dentro de la gama C4
Este C4 debuta antes de fin de año en los concesionarios locales y su mirada marca un nuevo territorio en su categoría: si bien es justo compararlo con el Chevrolet Vectra GT, el VW Golf y el Peugeot 307, por modernidad -y le pese a quien le pese- sus rivales más directos, casi por cuestiones generacionales, se debaten entre el nuevo Focus (ya está agendado el comparativo têt a têt), el Hyundai i30 y el Mégane II francés.
Por estos días tuvimos entre manos en C4 “preserie” construido hace tres meses en la planta de El Palomar, una unidad sobre la que se han realizado diversas pruebas y ensayos y muchos kilómetros. Vale la aclaración y el porqué de no practicarle la “cirugía” habitual de nuestros test drives: las versiones definitivas todavía son punibles de pequeñas modificaciones y correcciones en la puesta a punto. Desalmados como somos, lo tratamos como uno más, sin contemplaciones.
El primer punto en el nos tenemos es en el diseño. Es “otro” C4; en particular nos gusta mucho más: visualmente muestra proporciones más atractivas y dinámicas y una línea de techo que parece tensarse hasta rematar en una cola personal y agradable. Lateralmente es un auto que cambió la actitud, está más lanzado, imprime mayor fluidez y “liviandad” visual. El primer test de la gente fue altamente positivo: lo notan más deportivo, menos “serio” que su hermano Sedán.
Objetivamente es un auto más corto (también modifica la distancia entre ejes). Las llantas de renovado dibujo le caen muy bien y todo el frente hasta el primer parante de techo permanece sin modificaciones. No hay novedades de momento de adoptar el sutil restyling de la familia aplicado en Europa.
En el interior observamos que los radicales cambios exteriores lo afectan, pero en menor medida. Es claro que los 350 litros de su baúl son más acotados que los destacadísimos 513 litros del “tri” pero resultan lógicos para cualquier familia tipo… tipo que no se muda cada vez que sale de vacaciones. El espacio para las plazas traseras -adelante ni sufre modificaciones- recibe la calificación de “muy bueno”: sin tener a mano el metro y el compás, luce más confortable que en el nuevo Focus; y la curva del techo permite alojar a un adulto sin contorsiones, siempre y cuando un juegue en la NBA.
Cuando Valentina Solari, recién llegada del salón de París y sin rastro alguno del “jet lag” nos entregó sonriente las llaves del C4 nos aclaró: “Se llevan un Exclusvie al que sólo le faltan un par de opcionales para ser el full full, los precios estarán la semana próxima… y no te olvides que es un pre-serie, puede hacer detalles que no llegarán a las unidades de serie”. El llavero aclaraba que se trataba de un 2.0 nafta, un impulsor conocido en PSA y que equipa también al Peugeot 307.
Dinámicamente y como esperábamos no entrega sensaciones muy distintas al C4 conocido hasta ahora. Gozando de las mismas soluciones mecánicas y definiciones técnicas clona conceptos recabados en su hermano: loable estabilidad direccional, buen apoyo en curva y tendencia neutra en virajes de media y alta velocidad. Sí es claro, y se nota con el correr de los kilómetros, que afinando la sensibilidad, cuando se exploran los límites del chasis, se percibe un comportamiento más fiel, ajustado a lo que indica y manda el conductor desde el volante. Dinámicamente es más ágil y mejor predispuesto a una conducción más deportiva. Dicho esto con el tino que se debe tener frente a un automóvil familiar y sin violar normativa vial alguna.
La postura de manejo está bien lograda (las butacas, sobre todo las de cuero como en nuestro caso, tienen poca sujeción lateral), la visibilidad, con escuetos retrovisores exteriores, responde a las generales de la ley de todo dos volúmenes con techo caído.
El tablero sigue las normativas conocidas: todo digital y al medio. Cuesta un poquito acostumbrarse y algunos caracteres quedan “lejanos” del primer golpe de vista, pero le damos la derecha porque forma parte de un concepto de diseño general con el que se trata al interior; si bien siempre privilegiamos la funcionalidad, nos reconocemos adherentes de motivar los cambios y las soluciones distintas, ésas que marcan un plus. Y este es el caso.
El volante de centro fijo nos cayó siempre bien, ofrece buen tacto y obliga a asirlo como debe ser (nada de “conejito” con las dos manitos juntas o en el sector inferior del aro como si fuera un “hulapop”); regula en altura y profundidad y una vez que el conductor se familiariza con la cantidad de funciones que puede gobernar (divididas en cuatro zonas principales) asoma la practicidad.
Dejamos GPS y elementos de medición para el test correspondiente, pero sí podemos indicar que a ojo de buen cubero (y no nos estamos refiriéndonos al 4 de Vélez que se ganó los favores de la blonda Neuman) a 120 km/h recorrimos con un litro de súper 8,6 km.
Nos tocó llevarlo por algunos caminos bonaerenses literalmente dinamitados que pusieron a prueba de manera deliberada el trabajo de ambos trenes de rodaje y la estanqueidad del habitáculo y baúl. Si bien la sensación, al atravesar “serruchos”, es que “filtra” poco, debemos reconocer que no afloró ni el más mínimo ruido o desajuste. Lo mismo vale para la tierra: con el auto blanco de talco en el interior permanecimos impolutos. Punto paras control de calidad.
Este 2.0 en cuestión calzaba unas Michelin Energy que mostraron un buen desempeño en autopista y la habitual adherencia en piso mojado (casi una especialidad de la marca francesa). Los frenos, con un pedal que nos agradaría más duro o con más resistencia, estuvieron a la altura de las circunstancia.
Como final y resumen de este primer “aproach”, nos quedó sabor dulce en el paladar. Es claro que con este modelo la casa gala imprime un nuevo pulso a su modelo más exitoso y empieza a horadar la seducción despertaba el C3, que hasta antes de la devaluación del real, quedaba decididamente caro y en franca desventaja frente a este C4.
(*) Si bien este vehículo será lanzado comercialmente en Argentina durante la primera quincena de noviembre de 2008, Citroën abrió la lista de reservas para sus clientes. Los precios de preventa están disponibles hasta fines de octubre. El cupo de unidades afectadas para esta operación es de 1300 vehículos.
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