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CARLOS KEEN

UN PUEBLO CON MAGIA Y SABORES

Visitar Carlos Keen implica llevarse unos kilitos de más porque se trata de un pequeñísimo pueblo turístico cuyo fuerte es la gastronomía. Hay distribuidos en sus calles al menos 9 restaurantes que se destacan por brindar platos exquisitos en establecimientos reciclados. El atractivo de este lugar se concentra en un lindo paisaje natural y urbano dónde predominan las construcciones antiguas que tanto atraen por sus patios y sus amplias ventanas. Ideal para pasar un domingo de campo en familia, comer bien, tomar sol y hasta disfrutar de la sombra de algún árbol con un buen libro entre las manos.

Los principales sitos para visitar son el restaurante La Casona de Carlos Keen, la Fundación Camino Abierto con su restaurante Los Girasoles, el restaurante Ángelus, el museo rural, la capilla y la feria artesanal de la Estación. Para comprar cosas ricas están la granja de la fundación, Delicias de Carlos Keen y Mirando al Sur. A pesar de que por la estación Carlos Keen ya no pasa ningún tren, todos los fines de semana se llena de gente y alegría. Este emblemático edificio, construido en 1884, fue remodelado en el año 2005 y concentra la mayor actividad. Todos los artesanos del pueblo se trasladan hasta allí los sábados, domingos y feriados para ofrecer su arte a quienes estén de visita. Durante la semana el edificio que funcionaba como depósito y solía estar lleno de productos aguardando la llegada del tren, es un Centro Cultural con talleres de dibujo, pintura, teatro infantil, violín, tango y folclore. También está la posibilidad de alquilar caballos o contratar paseos en carro en algunos de los puestos que hay para recorrer los alrededores y las callecitas de Keen. Previamente se puede hacer una visita al museo de antiguas herramientas de campo ubicado a un lado de la estación y al aire libre.

Placer para paladares
Actualmente cientos de personas llegan hasta aquí todos los fines de semana atraídos por las diversidades gastronómicas. A finales del siglo pasado abrieron sus puertas los dos primeros restaurantes de la localidad. Juntos impulsaron la actividad turística que comenzó así a marcar el perfil de este destino que pese a sus escasos 400 habitantes, tienen unos 9 restaurantes que abren solo los fines de semana para recibir a los nuevos y a los tantos minituristas habitúes de este lugar. La calle San Carlos es la arteria principal de Keen. Allí y en los alrededores se levantan desde antaño numerosos edificios que hoy conservan su antigüedad restaurada y dónde funcionan varios locales gastronómicos. Se pueden degustar los más exquisitos platos empezando por el asado criollo, siguiendo por las picadas, el pan casero, las pastas artesanales y las delicias gourmet que se sirven en Los Girasoles. Uno de los ejemplos arquitectónicos de Keen es la esquina donde está el restaurante Maclura. Además de saborear unas riquísimas pastas caseras se puede apreciar un óleo del artista argentino Rubén Baima llamado “Esquina de Carlos Keen”. Se trata de uno de los más vívidos retratos de esta localidad bonaerense.

Uno de los emprendimientos gastronómicos más interesantes es el que llevan adelante en la Fundación Camino Abierto: el restaurante Los Girasoles. La fundación nació de la mano de Susana Esmoris y Hugo Centineo. Este matrimonio hace ya algunos años decidió rematar su empresa y cambiar de vida. Aprovechando las dotes empresariales de Susana decidieron montar este hogar que da sustento y amor a niños menores de 21 años. Los chicos van a la escuela, estudian música, danza, telar, teatro y hasta ya tienen formada una orquesta. Además, participan de la elaboración de los platos y la atención en el restaurante. Las materias primas se producen allí mismo, en la huerta orgánica y en la granja.

En el camino de entrada al pueblo, antes de la vieja estación hay un local de productos artesanales que no hay que dejar de visitar: Delicias de Carlos Keen. Allí están a la venta todo tipo de productos caseros y de calidad como salames, bondiola, quesos, jamón crudo casero, encurtidos, vinos artesanales, miel, mermeladas, alfajores, bombones o pan de campo. Para no perderse de nada recomiendan ir temprano porque los productos más buscados como el pan de campo suelen terminarse antes de lo previsto. También para comprar cosas ricas está Mirando al Sur, un establecimiento que además de producir miel, huevos frescos y otras delicias se dedica a la cría de Gírgolas, una variedad de hongo que se produce en granjas.

Carlos Keen atrae por la amabilidad de sus habitantes, quienes durante toda la semana se preparan para recibir a aquellas personas dispuestas para renovar el aire y el paladar.


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COMO LLEGAR
Apenas 75 kilómetros separan a Carlos Keen de Buenos Aires, con un acceso muy sencillo y rápido a través de autopista.
Saliendo desde Capital Federal, hay que tomar el acceso Oeste hasta el kilómetro 65, donde está la salida a Carlos Keen.
El costo del viaje por autopista, incluyendo la 25 de Mayo, asciende a 16 pesos. 
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