Desde que el primer airbag se instaló en un Mercedes Clase S en 1981, salieron al mercado airbags laterales, de cortina, de rodilla, etc. que sirvieron de efectiva protección para el conductor y copiloto, dejando la parte trasera algo desprotegida (salvo por los de cortina).
Sin embargo, Toyota se adelantó creando un nuevo dispositivo de airbag que se encastra entre los apoyacabezas y la luneta trasera. Este airbag se activa cuando el coche sufre un fuerte impacto, y baja desde el techo hasta la bandeja del baúl.
El airbag se despliega desde el techo por sobre la ventana trasera en la forma de una barrera que, de acuerdo a Toyota, minimiza junto a los apoyacabezas el impacto de una colisión, salvaguardando la cabeza de los pasajeros.
El airbag trasero hará su debut en el inminente compacto “iQ”, y no son pocos los que especulan con que la medida de seguridad no es más que un artilugio de marketing de poca utilidad.