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TIEMPO MOTOR 4×4: ¿AUTOMATICO O MANUAL?

Comprar un 4×4, si se le dará el mínimo uso para el que fue predestinado, es de por sí una decisión bastante compleja. Dando por descontado que ya fueron develados los acertijos anteriores (¿motor Diesel o naftero?, ¿cinco o siete plazas?, ¿con o sin reductora?) y dejando como pregunta principal la que da título a esta nota, trataremos de echar un poco de luz para que puedas contar con los argumentos suficientes y evalúes cuál es la mejor opción según tu uso y manejo.

Hay un punto que es claro: el avance de las transmisiones automáticas, sobre todo en la última década, las colocó, a nivel performance, en una posición prácticamente igualitaria respecto de las manuales, aún para la fina sensibilidad de los más “puristas” que gustan tener absoluto control de todo lo que pasa y exigen un manejo activo, donde el conductor –y no la electrónica- decide. Nobleza obliga declarar que por “feeling” estamos bastante más cerca de este grupo que de los “sensores dependientes”.

La primera pregunta cuando se trata de un 4×4 -y esto va para elegir un modelo o comprar un accesorio secundario-, siempre debe ser ¿cuántos kilómetros recorreré en ciudad/ruta y cuántos en dominios del off road?; y antes de ponerse a sacar cuentas, al toque, se dispara la segunda y no menos importante: ¿qué grado de intensidad o dificultad tendrán esas salidas 4×4?

Haremos una salvedad, establecemos en esta compulsa un criterio claro: en ambos sentidos promediamos los avances tecnológicos de los vehículos más vendidos del segmento. Queremos dejarlo claro para que las almas suceptibles no invadan el Correo con expresiones del tipo “… sí pero la caja secuencial del Porsche Cayenne permite pasar de 80 a 120 km/h en 2,8 segundos…”

Sin contar aquellos en los que estos vehículos son, además, herramientas de trabajo (tareas agrícola-ganaderas, mineras, etc.), el 95% de los 4×4 que circulan por nuestro país en rara ocasión sacan los pies del asfalto, sencillamente porque no está en el ánimo de sus usuarios meter los pies en el barro, la nieve o la arena. En este contexto debemos sumar que el mix de kilómetros recorridos casi siempre tiene como protagonista principal a la ciudad y como “also starring” a los periplos ruteros.

Le pese a quien le pese, en ciudad las cajas automáticas son mucho más aptas y eficientes que las manuales: el manejo es más relajado, el torque se aprovecha con más inteligencia y las pérdidas en procesos de aceleración resultan inexistentes. Salvo algunas excepciones, la posibilidad de contar con cinco o seis marchas permite dejar en el olvido los tironeos y sacudidas característicos de otras épocas. La diferencia en el rubro de consumo es realmente mínima y el grado de comodidad y relax es incuestionable. Para los que quieren ganar las discusión por goleada: la gran mayoría permite también un uso manual (de mentirita pero uso al fin) sin necesidad de lidiar con el embrague. Uno a cero con toque y lujos.

Cuando llega la hora de tomar la ruta la cosa se empareja un poco, dado que (excepto en los nudos vernáculos que se arman en los peajes al cierre de cada fin de semana largo) la marcha exige poco movimiento de los engranajes, excepto en los sobrepasos. Los que manejan con más sensibilidad se sentirán más cómodos eligiendo el engranaje exacto para calcular cada maniobra; los defensores de poner la Directa a la salida del garage y no tocar la palanca hasta el destino final, ni se preocupan por esas décimas que siempre (aunque cada vez son menos) se pierden entre que se hunde el acelerador y se materializa el pique. En el ítem consumo, la lógica indica que las cajas manuales tienen una levísima, sutil, ventaja sobre sus pares automáticas, que siempre –aún en marcha constante- registran “erosión” de energía por resbalamiento.

Llegamos el punto de abandonar la cinta gris y meternos a desandar otros terrenos. Sin caer en extremidades de uso (nadie hace un Camel Trophy con la familia arriba del vehículo de uso cotidiano). Es en este punto donde, cuánto más peleado se pone el camino más ventaja saca la caja manual: el que realmente sabe de conducción (técnica, no velocidad) y aprovecha cada metro de adherencia y cada Kilográmetro de par motor sabe que con una caja automática siempre va a haber un punto donde se “queda” con un cambio arriba o abajo del que se hubiera elegido. Para los que se embanderan detrás de los modelos donde se puede hacer uso “manual” de las transmisiones automáticas aclaramos que, un pasaje instantáneo de cuarta a segunda -porque nos caímos en un pozo, por ejemplo- nunca es tan rápido como hacer la “media H” en una caja mecánica.

En terrenos blandos las cajas automáticas deben llevarse con moderación: en períodos muy prolongados de máxima exigencia (como te encajás en la arena) el aceite que las lubrica y refrigera pierde propiedades y si no se tiene sentido común, se pueden “freír” los engranajes. Muchas 4×4 cuentan, específicamente, con un testigo luminoso de temperatura que funciona como advertencia: “Aflojá porque se rompe todo”.

A la hora de retener el vehículo en bajadas bravas (exigen la ayuda de una asistencia electrónica o del pedal más grande) o empujar en pendientes rigurosas, el plus rendimiento de las mecánicas es también mucho más evidente y ofrecen un manejo más controlado y seguro. Es verdad que en zonas de trail o manejo muy técnico (siempre que no se cuente con caja reductora), las automáticas permiten circular a bajas velocidades de manera más natural.

Es claro que unas y otras exigen distintos técnicas de manejo y tiene sus propios gadgets o trucos, pero la variante manual (con puntos más altos en confiabilidad) exige una conducción más comprometida y activa (que obliga, entre otras cosas a preservar el embrague).

Si somos justos, en este tipo de uso (y después del entretiempo de “uso en autopista” donde empataron); en este segundo tiempo en terreno off road, las manuales atacan y remontan lo perdido ganado claramente el punto.

Las cartas está echadas y ninguna elección es determinante: siempre se gana y resigna algo. El ganador excluyente lo dará el uso y tipo de manejo que le imprimas a tu 4×4… y también el presupuesto: las automáticas siempre son un poco más caras a igualdad de modelo y equipamiento.
¿Vos de qué lado estás?

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