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Diferencias a considerar

SUV o crossover ¿Qué elegir?

Te contamos las diferencias entre ambos, las tecnologías a tener en cuenta y cuál te conviene de acuerdo al uso que se le va a dar.

La moda SUV se expandió fuerte estos últimos años. Varias marcas fijaron proa hacia ese horizonte y las “camionetas” van poblando las arterias de las ciudad más y menos importantes del mundo.

Y hay de todo: marcas que llaman a sus citycars “SUV” y otras que llaman “crossover” a sus SUV, porque en el márketing vale todo. Pero nuestra idea es orientarte para que, en caso de estar procurando un nuevo vehículo, tengas bien en claro de qué va cada una.

SUV: Las siglas responden a “vehículo deportivo utilitario” en inglés y aunque poco tenga que ver lingüisticamente con salirse del camino, es la manera más representativa de denominarlos.

Por otro lado, se ubican los crossovers. Y no, no está mal pensarlos como un subgénero de los SUV. Etimológicamente responde a un cruce y por eso los consideramos aquellos vehículos que aparentan ser un 4×4 pero están apoyados en un chasis tradicional de berlina y con tracción simple o con algún asistente electrónico (como Grip Control o ELD de Fiat).

Por eso a la hora de considerar su compra, lo primordial es tener bien definido cuál va a ser el uso a darle. Si será citadino y otra de las razones de compra son su estética y la elevada posición de manejo (otro de los diferenciales respecto de las berlinas tradicionales) lo más lógico es que, presupuesto mediante, apuntes a un esquema tradicional 4×2 con un motor de cilindrada baja (1.5, 1.6 o 1.8) porque por su elevado centro de gravedad y peso tienden a consumir más.

Si te seduce la idea de tener un vehículo para poder escaparte algún fin de semana y tener más capacidades “off road”, nuestra recomendación es apuntar a un vehículo de tracción simple pero con bloqueos selectivos del eje delantero que pueden darte un plus si se complica el terreno por el que estás circulando.

Eso evita que desembolses dinero de más innecesariamente por un sistema de tracción complejo que probablemente uses un par de veces durante el tiempo que tengas ese vehículo.

Aunque la compra de un auto suele tener una importante cuota de irracionalidad, apuntar a un 4×4 debería ser exclusivamente para travesías o atravesar superficies de barro, arena o ripio en condiciones accidentadas.

Más que nada para aprovechar todo el potencial que tienen este tipo de vehículos, que cargan con una cuota importante de tecnología y seguridad aplicada a este tipo de usos.

Por supuesto que nada está dicho y que si tu elección es un 4×4 a pesar de que no tengas planeado salirte del camino, eso aportará más seguridad y tecnología a tu vehículo para el día a día.

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