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Prueba Mercedes-Benz Clase B | Todo en familia

Mercedes-Benz renovó el Clase B, que ahora ofrece más espacio, motores eficientes y un renovado interior con los últimos lineamientos de la marca en términos estilísticos. Sin competidores directos, ya está a la venta en nuestro país.

La llegada del Clase A marcó un momento en la historia de Mercedes-Benz, con un fresco diseño y dando un fuerte timonazo, una vez más, en su gama de berlinas compactas.

A partir de ahí, empezó a expandir esa línea, y bajo el concepto de sport tourer, puso en cancha la tercera generación del Clase B, que desde 2005 lleva un millón y medio de unidades vendidas. Nos subimos a la variante full con motor 1.3 de 163 CV y caja automática de doble embrague.

Estética

El Clase B prefiere ponerse el traje de distinto. Es un Mercedes Benz más utilitario que deportivo y queda en claro con sus líneas familiares. Es más largo (+26 mm), más ancho (+10 mm) y más bajo (-4 mm) que su antecesor y eso se traduce en una mejor habitabilidad.

El frontal es muy similar al de su “hermano” y eso es positivo cuando se lo ve de frente ya que le confiere cierta deportividad.

De perfil es muy conservador pero también se pueden ver destellos del “A” por lo que no estaría mal decir extraoficialmente que es su variante rural o monovolumen. El remate con un amplio portón con sistema de cierre y apertura automática, ópticas afiladas y luneta de correctas dimensiones que no afecta la visibilidad.

Esta variante es la full y por consiguiente tiene una buena dotación de equipamiento general. Se destacan los siete airbags y el asistente de frenado activo pero evidencia faltantes como la cámara de estacionamiento, butaca con regulación eléctrica (y calefaccionadas) y ayudas activas a la conducción como el aviso de cambio de carril y el control de crucero adaptativo, entre otros, algo que un premium debería considerar.

Habitabilidad y multimedia

La habitabilidad del nuevo Clase B es uno de sus puntos altos, ya que además del crecimiento en casi todas sus medidas también la distancia entre ejes aumentó 3 centímetros hasta plausibles 2,73 metros.

Adentro hereda mucho de la nueva línea de M-B aunque se despega de los rasgos del A con algunos detalles específicos en la plancha y en la posición de manejo, que es 90 milímetros más alta.

Lo primero que llama la atención es el tablero, digital, que se integra al centro multimedia MBUX casi futurista y súper configurable. Desde allí se pueden manejar y coordinar buena parte de las funciones y aunque al principio puede ser algo engorroso, el día a día va haciendo la tarea más expeditiva.

La posición de manejo es muy buena pero las regulaciones son manuales y las butacas traseras cuentan con un muy buen espacio para que viajen tres pasajeros adultos, aunque como suele ser norma, la plaza central es algo más incómoda.

Por último, pese a que disminuyó la capacidad del baúl (pasó de 488 a 455 litros), sus dimensiones siguen siendo muy correctas. Allí abajo, se esconde un kit de reparación (una solución con la cual no comulgamos) por si alguna de las titulares -run flat- no aguanta el trajín.

Motor

Uno de los puntos más interesantes del modelo es que incorpora el motor M 282 de cuatro cilindros. Hablamos del 1.3 de 163 CV asociado a una transmisión de siete marchas y doble embrague.

Las cifras indican poco más de 8 segundos en el “cero a cien” y 30 para cubrir el kilómetro aunque muestra su mejor cara en los consumos, donde promedió 6,1 litros de consumo mixto, mientras que a 100 km/h necesitó apenas 4,4 litros (siempre en modo Eco) y a 130, 6,4. La mancha es que la autonomía se ve limitada por cortos 43 litros del tanque de combustible.

El matrimonio tiene un buen trabajo a cada kilómetro, beneficiado por una entrega de par desde 1500 rpm y por el excelso trabajo del doble embrague que hace el pasaje de marchas eficiente y veloz. Cuenta con un modo secuencial que se activa mediante una leva detrás del volante, ya que el característico brazo que comanda la caja no posee esa función.

En definitiva, una dupla que se caracteriza por la eficiencia pero que, en caso de necesitar “punch”, estará al pie del cañón para satisfacer la demanda.

Comportamiento dinámico

Ya hablamos de sus buenas cifras y consumos, ¿acompaña el chasis? Sí, se comporta más como un compacto que como un familiar, no muy lejos de lo que entrega el Clase A. Buena sensación de agarre y menores rolidos sin soltarle la mano al confort de marcha. Eso sí, hay que tener cuidado con cunetas y bocacalles debido al despeje y al voladizo delantero, que puede rozar en ciertas oportunidades.

El “culpable” de su buen andar es, en parte, el Dynamic Select, una gestión electrónica que brinda cuatro modos de conducción (Confort, Eco, Sport e Individual) que inciden en las prestaciones del conjunto mecánico, la tracción y el chasis, especialmente en los amortiguadores.

Atrás, a pesar de tener una variedad de brazos transversales, el eje trasero no califica como uno Multilink, aunque sus prestaciones sean casi idénticas.
En definitiva un vehículo familiar cómodo que tiene paño para “algo más”.

Precios y rivales

Es prácticamente el único en su especie, como rezaba una vieja publicidad. Al estar a medio camino entre SUV y monovolumen su rival directo es el BMW Serie 2 Active Tourer aunque no se ofrece en nuestro país.

Por cotas, características, motor y comportamiento, el Mercedes Benz Clase B es una opción muy válida para quien quiere un monovolumen premium sin perder el toque distintivo de una marca premium y con 163 CV.

+ Eficiencia del motor
+ Habitabilidad
+ Instrumental

– Sin auxilio
– Garantia
– Algunos faltantes de equipamiento

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