Aunque todavía falta más de medio año para su presentación, pudimos tener un breve anticipo y contacto con la futura propuesta de Peugeot para el incandescente segmento mediano de pick ups.
Todo fue en el marco de un evento regional de la marca donde tres Landtrek que arrancaron en México “bajaron” hasta Ushuaia para conectar toda la región y, de paso, poner a prueba la robustez de las camionetas.
Pero hay que hacer una salvedad: las tres unidades que llegaron a nuestro país no serán, ni por origen ni por configuración, las que se pondrán a la venta en el segundo semestre de 2022 en Argentina.
Origen
La marca todavía no develó dónde se fabricarán las Landtrek para la región, aunque todo apunta a que serán producidas en la planta uruguaya donde hoy se fabrican varios modelos comerciales del Grupo Stellantis.
El contacto incluyó un derrotero por la histórica Ruta 3 (asfalto), tramos de ripio (Ruta J) y un trazado off road muy intrincado donde pasamos sin mayor zozobra gracias a un sistema de tracción de alta y baja (con bloqueo en ambos modos) más la opción del bloqueo de diferencial para situaciones más complicadas.
Tren motriz
Las unidades que teníamos a disposición estaban equipadas con motores turbonafta 2.4 de 210 CV y 320 Nm y una opción turbodiesel 1.9 con 150 CV y 350 Nm. Ambas están disponibles en otros mercados con cajas manual y automática de seis marchas.
El comportamiento de la Landtrek en asfalto es correcto, sobre todo en la versión naftera que muestra una calibración que le permite “rutear” con mayor aplomo. La versión diesel, por el contrario, la sentimos algo más confortable en ciudad que a velocidad constante.
La configuración tampoco fue especificada para nuestro mercado pero sí podemos confirmar que tendrá sistemas avanzados de seguridad (ADAS) y, según Peugeot, una de las cajas más amplias del segmento con capacidad para 1.000 kilogramos. La suspensión trasera, a elásticos.
Habitáculo
El interior es similar al de 3008, sin i-Cockpit y con una calidad que iguala la del promedio mercosur del segmento, con materiales rígidos, encastres con algunos detalles mejorables y una pantalla de diez pulgadas con una interfaz desconocida para nuestro mercado.
Aún falta tiempo, pero el contacto sirvió para empezar a paladear un nuevo jugador que se sumará a un segmento de mucha batalla. Los kilómetros recorridos por “el fin del mundo” sirvió para, por lo menos a priori, validar las aptitudes de una marca que quiere meterse en la conversación.