Desde hace un tiempo se venía hablando de la futura apuesta de la alianza franco- japonesa Renault-Nissan en el país vecino. Y más allá de los análisis sobre la necesidad de cada una de las marcas en el mercado regional, -sobre todo en el caso de Nissan que ha ganado mayor protagonismo y presencia en la región- el máximo piloto del consorcio, Carlos Ghosn, fue quien confirmó la nueva jugada: Planta para Nissan, mayor capacidad para el rombo.
En un encuentro que mantuvo con la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, Ghosn detalló los principales lineamientos de la estrategia: Renault ampliará su planta en Sao José dos Pinhais, estado de Paraná, y Nissan desembarcará con una planta propia en Resende, en el estado de Río de Janeiro por lo que dejará de depender de la capacidad de la planta de su socio.
“Brasil, para Renault, será el segundo mercado detrás de Francia. Para Nissan, será un desarrollo a futuro. Hablamos con la presidenta sobre el aumento del mercado automotor en Brasil en los próximos cinco años", señaló Ghosn tras el encuentro con Rousseff en el Palacio del Planalto.
En este sentido, dijo que el mercado automotor de Brasil está sólo por detrás de China, Estados Unidos y Japón y que espera que en cinco años incremente la producción de vehículos livianos a más de 4 millones de unidades/ año desde los más de 3 millones de ahora, desalojando a Japón del tercer lugar del ranking.
Para Nissan, que importa principalmente desde México la mayor parte de los vehículos que vende en Brasil, Ghosn dijo que cree que los vehículos de la japonesa construidos en Brasil tendrán alrededor del 65% de componentes locales. Actualmente Nissan fabrica la pick up Frontier y el Livina en la planta de Renault en Sao José dos Pinhais pero con un bajo porcentaje de integración (punto por el cual la Livina y la pick up no llega a la Argentina, además de ser desventajoso por el tipo de cambio en el caso de la chata).
Al construir autos en Brasil con un mínimo del 65% de contenido local, Nissan podrá evitar el aumento de 30 puntos porcentuales del Impuesto a Productos Industrializados, establecido en septiembre a autos importados para reducir una ola de importación de vehículos principalmente desde Asia.
Al respecto y tomando en cuenta esta nueva política interna, el directivo destacó que Brasil reclame 65% de contenido nacional en los automóviles. "China reclama 95% e India 90%. La exigencia de Brasil es razonable para nosotros", dijo.
“Aumentar ese contenido al 90% puede ser difícil, porque la falta de competencia entre proveedores de autopartes y materias primas hace que la producción en Brasil sea más cara que en otros países”, agregó Ghosn quién se negó a dar detalles de la inversión y modelos de producción en la conferencia de prensa, emitida por el canal oficial del Gobierno.
Días previos al anuncio ya se esperaba que Nissan anunciara la construcción de una planta, plan que demandaría al menos u$s1.500 millones, y que podría incluir vehículos eléctricos y producir de cerca de 220.000 vehículos al año, además de inlcuir seguramente el auto pequeño en su portfolio.
El ministro de Ciencia y Tecnología brasileño, Aloizio Mercadante, afirmó que si bien Brasil tiene una matriz energética con combustible renovable para su planta automotriz como el etanol de caña de azúcar, el gobierno trabaja en el desarrollo de desarrollar energía eléctrica para automóviles. Por su parte, Ghosn indicó que “los vehículos eléctricos son parte de los planes de Nissan en Brasil”, pero no dio más detalles.