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NATURALEZA: FUENTE DE INSPIRACION PARA TECNOLOGIAS ANTI-CHOQUE

La firma japonesa creo el Bio-mimetic Car Robot Drive, o BR23C, un robot que, tomando como base el vuelo de las abejas, evita los accidentes.

Durante su vuelo, cada abeja crea su propio espacio personal con forma ovalada, pero lo más importante son los ojos compuestos de la abeja, capaces de ver con un ángulo de más de 300 grados en todas direcciones, lo que le permite volar sin interrupción dentro de ese espacio personal.

Para recrear esta función visual, los ingenieros diseñaron un localizador láser (Laser Range Finder) que permite detectar los obstáculos que se encuentran hasta a dos metros de distancia dentro de un radio de 180 grados delante del BR23C, calcula la distancia hasta dicho objeto y envía una señal a un microprocesador de abordo que se traduce en la prevención de la colisión.

En el momento en que detecta un obstáculo, el robot puede imitar los movimientos de una abeja e inmediatamente cambiar de dirección girando sus ruedas en ángulo recto o mayor para evitar el choque (no en infinita direcciones como la abeja). Una maniobra de evasión totalmente instintiva.

El dispositivo sólo necesita procesar información cada pocos segundos, y actuar según esos datos. No requiere guardar información previa por lo que puede funcionar de forma continuada con sólo un par de docenas de KB de memoria (no gigas, no megas).

Reconocido como un primer paso en tecnologías de prevención instantánea de colisiones, Nissan cree que el Bio-mimetic puede llegar a introducirse en los coches de serie dentro de diez años.

INVESTIGACION SUECA
Mientras tanto la marca sueca Volvo busca imitar el vuelo de las langostas africanas. Es que los técnicos de la firma también inspirados en la naturaleza están sumergidos en un proyecto en el cuál reproducen la manera de ver y volar de estos insectos para desarrollar un sistema capaz de evitar que los vehículos choquen.

La meta: a través de esta investigación el equipo de especialistas pretende crear un automóvil a prueba de accidentes antes del 2020.

El trabajo surgió de los estudios de Claire Rind, de la Universidad de New Castle, quien descubrió que las langostas pueden transmitir las entradas visuales a las células nerviosas de sus alas sin pasar por el cerebro, lo que reduce el tiempo de reacción.

El centro de choques de Volvo Cars siempre ha buscado todo tipo de métodos alternativos para poder describir cada uno de los momentos de un impacto. Pero los mismos ingenieros y técnicos que trabajan día a día para cumplir con ese objetivo reconocen que desarrollar este método de prevención les puede llevar varios años.

“Más allá del comienzo de esta importante investigación, nosotros confiamos en que todas nuestras soluciones actuales responden perfectamente al momento de un impacto”, comentó Jonas Ekmark, director de Seguridad Preventiva de Volvo, quién añadió que -por ejemplo- “la tecnología City Safety ya ha sido incorporada a todos los modelos de base del nuevo XC60”.
“Mientras siguen apareciendo interesantes ideas -como esta importante solución que nos ofrece la naturaleza misma-, aún nos quedan muchos años para trasladar los inteligentes reflejos de las langostas africanas a nuestros vehículos. Si pudiésemos descubrir cómo ellas pueden evitar choques entre sí, también podríamos programar, algún día no muy lejano, vehículos que no colisionen jamás. Ese es nuestro gran desafío y confiamos en los resultados de nuestro gran equipo técnico,” concluyó Ekmark.

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