El pibe de 17 años apareció por los boxes del Continental Circus con cara de pocos amigos, pelo largo y paso cansino. La rebeldía de la edad se le notaba a flor de piel. Venía de brillar en los campeonatos italianos de motociclismo y fue allí que Aprilia puso los ojos sobre él para llevarlo a la meca de la especialidad.
El 31 de marzo de 1996 debutó en 125cc en el GP de Malasia. “Rossifumi”, como le gustaba que le dijeran por su ídolo Norifumi Abe, partió desde el 13º cajón de la grilla con su moto 46, con el amarrillo como color predominante, y escaló hasta el 6º lugar. Ese año ganaría su primer GP en la competencia de Brno y finalizaría 9º en el campeonato. Al año siguiente, Aprilia lo sube a una moto oficial y sería campeón al vencer en 11 carreras e iniciaría su impresionante campaña deportiva.
Hoy Valentino Rossi es el mejor motociclista de todos los tiempos -esta afirmación corre por parte del que suscribe- con 9 títulos mundiales (uno en 125cc, otro en 250cc y 7 en 500cc y MotoGP), 112 victorias (12 en la menor, 14 en la intermedia y 86 en la mayor), 211 podios, 61 poles y 93 vueltas rápidas.
Pero no todo es números. Con solo ver lo que hizo y hace arriba de una moto basta con darse cuenta que es un distinto. De esos que no abundan. Y podemos dar las gracias de seguir disfrutándolo. Este fin de semana lo tenemos de nuevo entre nosotros con el GP de Argentina en Termas. ¡Viva Valentino!
Por Diego Daorden