Según un informe del instituto Pacific Research fechado en 2006, el DF es la ciudad con más polución de aire en el país, y ranquea entre las metrópolis más contaminadas del mundo. En tanto, sus niveles de ozono exceden los estándares fijados por la Organización Mundial de la Salud en 300 días al año.
Los gases de escape del DF provienen de cuatro millones de vehículos de los cuales muchos son antiguos, lo que los hace especialmente dañinos al medioambiente. Este problema se ve agravado por la geografía especial del país y la forma en que el DF está emplazado en el mapa. La capital yace sobre una cuenca a más de 2.000 metros del mar y está rodeada de montañas, lo que aísla a la ciudad del clima regional, generando un estancamiento de contaminación.
Consecuente con la función social que una universidad debería cumplir, desde la mundialmente reconocida UNAM, se aprestan a dar respuesta a la problemática ambiental del DF y el mundo. Originalmente pensado para uso interno de la Ciudad Universitaria, el Ecovía es un vehículo desarrollado íntegramente en México. Se tratará del primer híbrido producido 100% en Latinoamérica.
Tal como lo explica su coordinador y Jefe de Diseño, Gerardo Arzate Pérez, “Hay quien cree que hubiera sido mejor comprar un modelo y ponerlo a funcionar”-El ejemplo que viene a la mente es el caso de Chile, que acaba de cerrar la llegada de los autos eléctricos REVA, provenientes de Bangalore, India-“Si se piensa así, se seguirá dependiendo del exterior. Es necesario diseñar y crear transportes mexicanos, y para ello hay que inyectar recursos a proyectos como Ecovía”, graficó Arzate Pérez.
Es así como el vehículo integrará desarrollos propios, tales como la carrocería y la estructura- producidas totalmente en la UNAM- y componentes importados como los tanques (Inglaterra), la batería (China), las celdas de combustible (EE.UU.) y los asientos (Italia). Haciendo honor a su naturaleza, el Ecovía no generará ruido ni emitirá bióxido y monóxido de carbono. Por el escape sólo saldrá vapor de agua y calor.
En vez de completarse con nafta, los dos tanques se cargarán con hidrógeno que, al entrar en contacto con las celdas de combustible, generarán la energía eléctrica con la que trabajará el motor. “Cuando (el Ecovía) no está en movimiento”-explica Arzate Pérez- “la energía generada en las celdas de combustible se almacena en una batería para que pueda usarse posteriormente”. Cuando los tanques no contengan hidrógeno, ese aditamento podrá conectarse a una toma de corriente para recargarse.
En cuanto al diseño, el Ecovía porta los colores insignia de la UNAM, y remite a la mascota de la Universidad; el Puma (presente también en el equipo de fútbol, Pumas de la UNAM). Los ojos del felino están representados en los faros del frente, la cola del animal en la parte trasera del vehículo y la secuencia de un Puma saltando, en los laterales.
Si bien este vehículo ecológico y multifuncional está pensado para apoyar algunos servicios internos de la UNAM-tales como vigilancia, auxilio médico, cadetería- desde la universidad se entusiasman en trascender de plataforma e insertarse en el mercado local y mundial.
El coordinador del Posgrado en Diseño Industrial y director del proyecto, Oscar Salinas Flores, aventura: “El Ecovía es un vehículo con personalidad y presencia para competir a nivel internacional”. Arzate Pérez lo explica así: “La UNAM posee 150 vehículos de vigilancia, si todos fuesen sustituidos por el Ecovía, no se tendría que comprar autos a las trasnacionales automotrices, pues se podría solucionar el consumo interno de vehículos, y México tendría la flotilla de hidrógeno más grande del mundo”.