Su trabajo es manejar autos de competición a más de 270 km/h. Pero cuando se bajan de sus máquinas, después de una carrera, los pilotos se suben a los vehículos particulares para retornar a los hogares, a cientos de kilómetros de distancia.
Por eso, eligen coches que les permitan viajar seguros, cómodos y de acuerdo a las necesidades de cada uno. Tiempo Motor estuvo en San Luis, en la pasada competencia de TC del fin de semana, y charló con algunos de los protagonistas sobre sus actuales autos, los que más los sorprendieron de conducir y sobre esos que quisieran acelerar…
Omar Martínez, más conocido como el Gurí, viaja a las carreras con su familia a bordo de un Audi Q7. “Lo compré porque es muy seguro y porque es ideal para los cuatro (siempre lo acompañan su esposa Patricia y sus hijos Paula y Agustín); es muy cómodo”, manifiesta el entrerriano, a quien no le gusta ver las últimas novedades automotrices: “No me llaman la atención los autos”.
Distinto piensa el pibe -y soltero- Mauro Giallombardo, fanático de los autos de serie y de la tecnología. “Me fascina ver los últimos adelantos y los diseños que traen. Compro revistas y veo páginas de Internet a cada rato”, confiesa la Rana, dueño de un Citroën DS3 que adquirió porque le gustó el diseño.
“Me lo compré porque no pude llegar al Porsche 911 turbo, je. Manejé esa bestia hace poco y me volvió loco. Es muy similar al auto de carrera por la potencia que tiene”, contó Mauro, a quien le gustaría conducir alguna vez un Pagani Zonda.
Otro al que le entusiasma saber e interiorizarse sobre todas las innovaciones que estrenan los automóviles es Néstor Girolami. El Bebu se mueve de un lado al otro con un Peugeot 408 diésel que le facilitó la empresa, la cual representa en el Súper TC 2000. “Es muy espacioso, tiene un gran andar y una autonomía que asombra. Es ideal para una familia tipo”, comentó el cordobés, quien hace algunos meses manejó una Ferrari 599 GT2 y quedó fascinado.
“Es increíble la aceleración que posee. Lo conduje sin los controles de tracción y fue un placer. La relación peso-potencia es sorprendente y se nota al acelerar, en todas las velocidades. Es de otro planeta”, recordó, quien anhela ponerse al volante de un Bugatti Veyron.
Matías Rossi, el ganador de la cita puntana, se moviliza en un Toyota Corolla XRS. “Es el que hice la publicidad”, aclara el Misil, piloto de la marca japonesa en Súper TC 2000.
Una de las joyas que manejó Matías y de las que se enamoró fue un Lamborghini Gallardo. “Por mi participación en el programa “Sigue girando” he probado varios autos extraordinarios, pero el sonido que tenía ese Lamborghini no me olvido más”, aseguró el fanático de los Aston Martin, marca con la que todavía no pudo tener contacto. “Por ahora los tengo en los fondos de pantalla de la compu”, confesó.
Leo Pernía, representante de Renault en STC2000, tiene en su garage un Fluence. “Posee un excelente andar y es ideal para la familia”, opinó el Tanito, quien hace poco condujo un Porsche S turbo que le prestó un amigo y quedó enloquecido. “Es increíble lo que acelera; ¡se para en dos patas!”, exclamó el tandilense, a quien le gustaría testear un BMW M5 o un Mercedes C63 AMG.
Del producto alemán le podrá contar Juan Bautista De Benedictis. “Fue una experiencia impresionante. Sería lindo tener uno, pero con la cantidad de kilómetros que hago por semana, me fundiría enseguida por lo que come”, señaló el necochense, titular de un BW 320 diésel. ¿Qué auto le gustaría acelerar a De Benedictis? Una Ferrari, al igual que Diego Aventín.
“No veo los últimos modelos ni me interesa saber las características de cada uno, pero una Ferrari es una Ferrari”, dijo el Pumita, quien posee un VW Passat CC. “Me gusta la mecánica, el comportamiento y el gran espacio que posee, ideal para la familia”.
Pero no todos estacionan en sus garages autos último modelo. Lionel Ugalde tiene un Torino, aunque claro, no lo utiliza todos los días. “Soy hincha de la marca y lo uso para ir a correr picadas. Es un hobby que tengo”, indicó el marplatense.