Ford Motor Company realiza 30 pruebas de durabilidad a sus vehículos antes de ser lanzados comercialmente. Son procesos que los llevan al límite, y que tienen como objetivo evaluar distintas características de un auto.
Realizadas para asegurar que los vehículos del óvalo puedan soportar las condiciones de manejo más extremas, los ensayos permiten conocer la capacidad a gran altitud (donde hay bajos niveles de oxígeno), así como la cantidad de portazos antes de que aparezcan signos de desgaste.
Otras de las pruebas tiene que ver con la resistencia al calor en el árido desierto de Australia, además de las temperaturas bajo cero del norte de China y la capacidad para para vadear en el barro.
Por otro lado, la marca norteamericana pone a prueba la capacidad de un auto a la oxidación. Los coloca tres meses en una cámara de corrosión rociada con agua salada y con hasta el 95 por ciento de humedad, prueba que representa 10 años de desgaste en la ruta.
Con el objetivo de evaluar la calidad de la pintura, los autos del Óvalo son conducidos en caminos rocosos en mal estado para observar si la misma se levanta con las piedras que son arrojadas por las ruedas.
Con estos ensayos, la marca estadounidense garantiza que sus modelos son aptos para enfrentar las diferentes circunstancias a lo largo de su vida útil, y para hacerle frente a las “condiciones de conducción más duras del mundo”.