La compañía, que apenas en el primer trimestre de 2008 regresó a los números positivos tras varios años de pérdidas consecutivas y rojos escandalosos, se sumergirá en una nueva ofensiva en cada vez más competitivo mercado azteca. En efecto, el presidente mundial de Ford Motor Company, Alan Mulally, confirmó en México DF que “durante los próximos meses” la empresa modernizará una planta de ensamblaje de autos, una de motores y construirá una fábrica de transmisiones.
Un plan que demandará puntualmente u$s2.400 millones y serán aportados en forma directa por Ford, en tanto que unos u$s600 millones adicionales provendrán de “la base local de proveedores” de la compañía.
Con todas estas operaciones Ford, que inauguró su primera planta en México de manos del propio fundador de la automotriz, Henry Ford, calcula que generará alrededor de 4.500 empleos directos, y unos 25.000 indirectos.
“México es una pieza central de la estrategia global de Ford, de hecho, lo ha sido desde 1925 cuando llegamos al país, y claramente seguirá siendo central para nuestro futuro”, señaló el ejecutivo de uno de los mayores fabricantes.
Entre las tareas que encarará Ford en México figura, en primer lugar, destinar u$s1.000 millones a la planta que posee en el municipio de Cuautitlán Izcalli, cercano a la capital azteca, para fabricar el nuevo Ford Fiesta y exportarlo al mercado estadounidense.
Mulally destacó que el nuevo Fiesta “inaugurará un nuevo capítulo en la historia del popular compacto de Ford, del cual se han vendido más de 12 millones de unidades desde su introducción en 1976”.
El proyecto del óvalo contempla además ampliar la planta de motores que tiene instalada el estado de Chihuahua con una inyección de u$s800 millones, con el objetivo de alcanzar una capacidad de producción de 800.000 motores al año.
La estrategia es producir además del motor I-4, que se fabrica actualmente, nuevos motores a diesel para camiones ligeros y medianos que se exportarán a diferentes mercados alrededor del mundo.
En paralelo, y mediante una inversión conjunta con el productor alemán Getrag cercana a los u$s500 millones, el óvalo levantará una nueva fábrica de transmisiones en el estado de Guanajuato. En estas instalaciones se desarrollarán las trasmisiones que llevarán el nuevo Fiesta y otros modelos.
BRASIL ES UNA FIESTA
A poco de su presentación, el nuevo Ford Fiesta –inspirado en el concept Verbe- está causando una pequeña revolución y su llegada a este lado del Atlántico genera enormes expectativas. Para Ford es una jugada estratégica: es el auto compacto elegido para competir en todo el mundo; sus líneas se verán en las calles de Asia, Europa, EE.UU., Australia y Sudamérica.
La llegada a Sudamérica parece dirigirse hacia 2010, puntualmente al mercado brasileño. En versiones sedan y hacht, las miradas se dirigen al centro industrial de Camaçarí, en el nordeste del país vecino, y en principio con sutiles “pérdidas” respecto al modelo que se acaba de lanzar en Europa.
En un inicio se especuló que Brasil podía ser la plataforma para exportar a EE.UU. Pero finalmente, la agresiva apuesta del óvalo en el mercado azteca anuló esa posibilidad. ¿De México a EE.UU. y de Brasil para MERCOSUR? Esa parece ser la ecuación que cierra.
PRESENCIA
Ford emplea en territorio azteca a más de 5.616 personas, tiene una sede corporativa en el DF y tiene una planta de ensamblaje en Hermosillo, que se suma a la de motores en Chihuahua y la de Cuautitlán. En estas plantas produce el Ford Fusion, el Mercury Milan, el Lincoln MKZ, el Ford Ikon, las pick-up y camiones de las Series F, así como los motores I4.
IMPACTO
El presidente de México, Felipe Calderón destacó que el plan de desembolsos de Ford equivaldrá “a más del 13% de la inversión extranjera directa total registrada el año pasado”, cuando el país recibió u$s23.600 millones.
“La industria automotriz mexicana es una muestra de que México puede competir y puede ganar en los mercados internacionales”, sostuvo Calderón.
PREFORMANCE
La industria de automóviles en México, pilar de la economía local se posiciona como la décima a nivel mundial, y emplea más de un millón de personas.
El año pasado México sacó de las líneas de montaje 2.220.000 unidades.