El Dakar 2015 dicen, quienes lo vivieron desde adentro, fue uno de los más exigentes de los últimos tiempos. Y, basándonos en los números, es factible. Apenas 79 motos de las 164 que largaron llegaron; 18 de los 48 quads; 68 de los 138 coches; y 51 de los 64 camiones. Y esto se debió a distintos factores que atravesaron la competencia: suerte, clima, altitudes, inconvenientes mecánicos, inexperiencia…
El primer golpe de escena de esta edición se dio en la primera etapa, en los kilómetros iniciales. Nani Roma, campeón 2014 en autos, se detuvo en el km 20 del especial con su MINI por problemas eléctricos. Y si bien el catalán intentó solucionarlos junto a su navegante, tuvo que esperar a que el auxilio del equipo X-Raid lo llevara de tiro hasta el campamento de Carlos Paz, donde la escuadra lo arregló y pudo largar al día siguiente. Pero claro, sin chances de revalidar su título, sólo para asistir a sus compañeros de equipo en caso de necesitar ayuda.
El qatarí Nasser Al-Attiyah y el mendocino Orly Terranova mostraron las credenciales desde el comienzo y parecía que la carrera se definiría entre ellos. Sin embargo, el cuyano rompió la suspensión trasera de su MINI en la 4ª etapa al toparse con una piedra y las más de seis horas que perdió le allanaron el camino al triunfo a su coequiper. Sin mayores sobresaltos, Al-Attiyah llegó victorioso a Baradero tras poco más de 9.200 kilómetros, repitiendo la corona que había conseguido en el 2011.
El sudafricano Giniel De Villiers lo escoltó con la Toyota Hilux y el polaco Krzysztof Holowczyc completó el podio con otro MINI. Terranova completó la prueba en el 18º lugar y fue el mejor argentino colocado en la general de la especialidad.
Emiliano Spataro se proyectaba para meterse entre el top ten con el Renault Duster, pero problemas con la suspensión y la dirección hidráulica en la etapa de Bolivia lo retrasaron y pudo culminar en el 21º lugar, tras dos fantásticos últimos tramos especiales en los que arribó 3º.
Quien no la pasó bien en Bolivia, en la fase Iquique-Uyuni, fue Juan Manuel Silva. El Pato, quien venía cumpliendo una excelente carrera con el prototipo Colcar Mercedes, se encontró con un badén pronunciado y volcó, dando ocho tumbos y destruyéndolo por completo. Si bien él no sufrió lesiones y su navegante Juan Pablo Sisterna sólo padeció la fractura de su pie derecho, el fortísimo accidente demostró la calidad de construcción del vehículo y la extrema seguridad con la que cuentan.
Por el lado de las motos, el mejor ubicado en la general fue Javier Pizzolito con la Honda CRF450 Rally del team Honda Sudamérica. Si bien el pinamarense tenía mayores aspiraciones, las cubiertas le jugaron una mala pasada en la segunda etapa, descendió en el clasificador y pudo concluir en el 19º puesto, muy lejos del vencedor.
El español Marc Coma se adjudicó la victoria con la KTM y sumó su quinta corona en la especialidad.
En quads, el polaco Rafal Sonik (Yamaha) aprovechó la ausencia de los hermanos Patronelli para consagrarse por primera vez en la divisional, mientras que el escolta resultó ser Jeremías González Ferioli (Yamaha), un cordobés de 19 años y con mucho futuro en este tipo de rallies.
Para finalizar, en camiones continuó el dominio de la escuadra rusa Kamaz con un 1-2-3 contundente encabezado por Airat Mardeev.
La única tripulación argentina que participó, con Andrés y Esteban Germano, consumó la hazaña con un MAN en el 28º sitio.
Según cifras oficiales, más de cuatro millones de argentinos siguieron la travesía por todos los caminos por los que pasó. Ellos, sumados a otros tantos millones que la acompañaron por radio o televisión, ya están esperando al Dakar 2016. Aunque falte, casi, un año…
Nostalgia, emoción y ansiedad porque llegue el próximo.
Esos sentimientos y muchos más generan la finalización de un Dakar. La 7ª edición sudamericana hace apenas unas horas culminó en Tecnópolis y los argentinos ya estamos pensando en cómo será el del 2016, ese que todavía no tiene un recorrido ni horizonte definido.
No importa, nosotros ya estamos esperando ver a esas máquinas y a esos héroes para vivarlos, alentarlos, contenerlos, saludarlos y felicitarlos por animárseles a una de las gestas deportivas más grandes del mundo.