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FUE UN PROTOTIPO CREADO EN 1980

FERRARI Y SU DEPORTIVO DE CUATRO PUERTAS


¿Te imaginás una Ferrari de cuatro puertas? Hoy, con el Porsche Panamera, el Aston Martin Rapide o el Maserati Quattroporte, esto no parece tan irreal, menos luego de que la casa del cavallino rampante dio a conocer autos más versátiles como el FF. Pero Pininfarina ya se lo había imaginado hace más de tres décadas cuando desarrolló un sedán que murió en su etapa conceptual. Se fabricó una sola unidad, que ahora está a la venta por 1,2 millones de euros.

Pininfarina presentó al Pinin, como se lo denominó, en el Salón de Turín de 1980, y lo creó para festejar los 50 años de la compañía. El auto causó mucha impresión. Su nombre respondía al apelativo con el que se conocía a Battista, padre de Sergio Pininfarina y fundador de la empresa. Fue entonces en homenaje a él que se hizo este prototipo que estaba basado en la Ferrari 400 GT de cuatro plazas (en realidad, era un 2+2).

El Pinin medía 4,80 metros de largo y en sus trazos, mucho más rectos que de costumbre, se destacaban numerosos elementos que luego tardaron años (o décadas) en popularizarse, por ejemplo, la solución de ocultar visualmente los pilares delantero y central, muy finos y disimulados gracias a los cristales oscurecidos.

Entre los detalles más innovadores, los grupos ópticos traseros estaban pintados en su mayor parte en el color de la carrocería y eran visibles únicamente cuando se iluminaban.

En la trompa se destacaban los diminutos faros, desarrollados con una nueva tecnología que permitía obtener el mismo rendimiento con un menor tamaño. De hecho, toda la trompa era relativamente baja y aplanada, lo que fue posible gracias a la configuración bóxer del motor. Se trataba de un bloque de cinco litros y 360 CV, colocado por primera vez en posición delantera y asociado a un cambio manual de cinco marchas y una tracción trasera.

El interior tiene una configuración de cuatro plazas independientes donde los pasajeros posteriores disponían de sus propios controles para el equipo de sonido o las ventanillas eléctricas.

El éxito del Pinin en el salón fue enorme. Sin embargo, y como ocurriría casi una década después con el Porsche 989, el proyecto se abandonó y no se construyeron más unidades. Lo último que se supo del Pinin fue que estaba en manos de Jacques Swaters, un coleccionista que también fue uno de los pilotos privados de Ferrari más importante durante décadas. Hasta que hace unos días se anunció su venta, por un concesionario radicado en Módena y que pide 1,2 millones de euros (impuestos incluidos) por esta pieza única.

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