El tema de las naftas en la Argentina ha vuelto a subir de tensión y hoy es una verdadera olla a presión. En los últimos días, el conflicto con los precios de las naftas, el desabastecimiento y las amenazas de paro tanto de los propietarios como de los trabajadores de estaciones de servicio ponen en crisis al sector.
Los factores y los intereses en juego que llevaron a esta crisis de combustible son realmente muchos y muy complejos. Pero la realidad es que hoy hay estaciones que no venden nafta, y las que sí la expenden tienen largas colas frente a sus surtidores, a pesar de los suculentos aumentos de la semana pasada y de los topes a la carga y la cancelación de las operaciones con tarjetas que muchas de ellas implementaron como medida paliativa a la fata de reservas del combustible en sus depósitos.
Si queremos entender esta crisis de abastecimiento que sufre el sector tenemos que remontarnos varios años atrás. Desde 2003 la petrolera YPF decidió tener los precios más bajos del mercado, lo que aumentó su participación en aproximadamente un 10%, (entre nafta y gasoil). La ex petrolera estatal tiene hoy un 56% de las ventas, seguida muy lejos por Shell con el 14%, Esso con el 12 y por Petrobras con el 11. Otro dato no menor es que existen 298 ciudades en todo el país que sólo tienen estaciones de servicio YPF.
A este contexto hay que agregarle que en los últimos meses subió considerablemente el consumo de combustibles. Los petroleros no saben a ciencia cierta cuál fue el motivo del aumento de la demanda y suponen que, tal vez, a diferencia de otros años, más personas decidieron tomarse vacaciones dentro del país.
Por otra parte, el director de Comunicación de YPF, Sergio Resumil, explicó que “Shell, Esso y Petrobras bajaron la producción lo que generó que en enero y febrero hubiera 200 mil m3 menos de nafta por parte de la competencia”. Esto implicó mayor presión sobre la ex petrolera nacional. "Ese combustible menos de la competencia, la gente lo fue a buscar a YPF", aseguró Resumil.
Todo esto sumado hizo que YPF, el principal proveedor no sólo de los consumidores particulares sino también del mercado mayorista, no pudiera responder a la nueva demanda. Las consecuencias están a la vista. Muchos surtidores de nafta súper tienen el pico de la manguera envuelta con una elocuente bolsa de nylon blanca. Como no podía ser de otra manera, esto tuvo repercusión directa sobre los precios de la nafta. Para descomprimir la alta demanda, YFF incrementó un 6% sus combustibles el viernes pasado. El jueves, Shell había subido los precios y ayer hizo lo mismo Esso. Pero esto no es suficiente, por lo que YPF comunicó hoy que decidió importar 50 millones de litros de combustible, un hecho sin precedentes en los últimos 30 años.
Como si todo esto fuera poco, apareció Carlos Acuña, el titular del sindicato que nuclea a los trabajadores de las estaciones de servicio (Soesgype) reclamando un 30% de aumento para los trabajadores bajo amenaza de un paro nacional. Claro que el sindicalista tiene su propia versión para explicar el problema de la falta de nafta: “Es extraño que cada vez que ponemos sobre la mesa de discusión con los empresarios el tema salarial, comienzan los problemas de desabastecimiento”.
Por el desabastecimiento, YPF, proveedor casi exclusivo de la distribuidora Dapsa, decidió reducir a la mitad el volumen de nafta que le vendía. El tema es que Dapsa es a su vez la principal distribuidora de las estaciones de servicio sin marca, quienes se vieron seriamente perjudicadas. Las entidades que reúnen a propietarios de estaciones de servicio pusieron el grito en el cielo dijeron que llevarían a cabo un paro 72 horas si no se normalizaba la provisión de combustible.