En Europa, el Grupo Renault hizo un cambio de motorización en la gama de la segunda generación de la Dacia Duster, lo que representa la tendencia actual, principalmente en mercados como el Viejo Continente: reemplazar los motores atmosféricos por otros más pequeños con sobrealimentación.
La marca de origen rumano perteneciente a la compañía francesa “jubiló” al motor 1.6 SCe de la gama del SUV del segmento B, lo que le permite lograr mejores resultados en cuanto a las mediciones de consumos de combustible y emisiones de CO2.
El conocido motor naftero atmosférico (también está presente en el mercado argentino) cuenta con una configuración que incluye un bloque de cuatro cilindros y 16 válvulas. Además, entrega 115 caballos de potencia.
Por su parte, la flamante unidad naftera que entra en escena es el TCe 100, fabricado en Rumania y perteneciente a nueva generación de motores.
Su configuración incluye tres cilindros, 999 c.c., 12 válvulas, inyección multipunto, distribución variable y sobrealimentación mediante turbocompresor, lo que le permite brindar una mejor respuesta. Gracias a las características mencionadas, el flamante motor del rombo genera 101 caballos de potencia y 160 Nm de torque máximo.
Según la marca, el TCe 100 “reduce significativamente el consumo de combustible y aumenta sustancialmente el rendimiento”. La comparación oficial indica un descenso del 18 por ciento tanto en los consumos como en las emisiones respecto del antiguo SCe.
Junto con una caja manual con cinco marchas, el nuevo TCe 100 le permite a la Dacia Duster realizar la aceleración de 0 a 100 km/h en 12,5 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 168 km/h. Por su parte, el consumo de combustible en el ciclo combinado se ubica en los 5,6 litros de nafta cada 100 kilómetros recorridos.