Según una investigación realizada por la firma J. D. Power en los Estados Unidos, hay marcas que están en la lista negra de los consumidores. Se trata de las estadounidenses Chrysler, Dodge, Hummer, Pontiac y Saturn y tiene que ver con que los consumidores están preocupados por el futuro de estas marcas, según reveló el estudio de la consultora que reproduce la agencia de noticias EFE.
Es el primer análisis que se hace estableciendo un vínculo entre ventas y la crisis del sector automotor en los Estados Unidos y el informe dice que por primera vez en los siete años que la firma de estudios de mercado realiza este tipo de encuesta, la preocupación por el futuro de las marcas fue una de las cuatro principales razones para justificar el rechazo de determinados modelos.
Las tres razones prioritarias son diseño, precio y confiabilidad percibida y en cuarta posición apareció la preocupación por el futuro de la marca. Las cinco marcas más evitadas por los consumidores de Estados Unidos son Saturn, Pontiac, Dodge, Hummer y Saab, que están ligadas a la profunda crisis que vivieron dos de los tres gigantes norteamericanos: las quiebras de GM y Chrysler, empresas que fueron “rescatadas” oportunamente; la primera por el estado y la segunda a través de una fusión con Fiat.
Otro detalle del informe de la consultora J. D. Power es que las marcas del grupo Ford (el único de los tres que pudo sostenerse solito frente a la crisis), es decir, Ford, Lincoln y Mercury, estaban disfrutando de tasas de rechazo muy inferiores a las de sus competidores estadounidenses.
Kerri Wise, directora de investigación del automóvil de la firma, dijo que "los compradores de vehículos nuevos quieren saber que si algo va mal con su vehículo en uno o dos años el fabricante existirá para respaldar su producto. Frente a los problemas de GM y Chrysler con los consumidores, Ford realizó grandes ganancias a la hora de mejorar la percepción de sus productos y reducir el rechazo de los consumidores en áreas críticas como calidad y fiabilidad".
El estudio también descubrió que en el último año ha aumentado el sentimiento de adquirir productos fabricados en Estados Unidos y que un 60% de los compradores de automóviles domésticos dijeron que evitaron modelos importados. El rechazo fue tan grande que incluso los vehículos producidos en Estados Unidos por marcas extranjeras sufrieron las consecuencias negativas, concluye el informe.