Una prueba ya común de Mercedes-Benz es la de realizar un crash test, es decir una prueba de choque, entre dos de sus vehículos. Esta vez los protagonistas fueron dos modelos que se diferencian por sus tamaños extremos.
Son el Clase S, el modelo más lujoso de la casa alemana, y el Smart ForTwo de nueva generación, presentado recientemente en Europa. Ambos participaron de una prueba de choque con una superposición de la mitad de sus trompas, e impactaron a una velocidad de 50 km/h.
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Ambos pasajeros del Smart recibieron una buena protección, con excelentes posibilidades de supervivencia, algo que no sorprende ya que Mercedes subraya que para la creación del pequeño ha utilizado el mismo programa de desarrollo que usó para los Clase C y S.
La buena protección de los pasajeros en el Smart se debe también a la eficiencia de la célula Tridion, con aceros de ultra alta resistencia y que separa el habitáculo de las zonas de deformación de la carrocería.
Al momento de diseñar un modelo de gran porte, Mercedes-Benz también trabaja para que éstos reduzcan la carga y no sean tan dañinos respecto de los de menor tamaño durante un choque como el que vemos en las imágenes.
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Vale recordar que el crash test frontal que nos ocupa representa lo que pasaría durante el impacto de dos vehículos en una zona urbana y a una velocidad relativamente baja. A mayor velocidad, lógicamente las consecuencias son mucho mayores.
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