En su habitual conferencia de prensa con la que desayunamos cada mañana, Jorge Capitanich acusó el día viernes a las empresas del sector automotriz de haber realizado maniobras para no proveer unidades a través del plan Pro.Cre.Auto.
El jefe de Gabinete destacó la aprobación de 7.000 planes y una perspectiva de llegar a los 20.000 – un número ambicioso teniendo en cuenta que estas siete mil unidades se entregaron en 67 días y sólo restan 24 para que culmine la oferta-, pero luego dejo en claro su disconformidad con algunas terminales, afirmando que “hemos detectado maniobras de parte de ciertas empresas de la industria automotriz para no proveer unidades invocando la restricción de importaciones”, sosteniendo que se trata de una “excusa inadmisible”.
Por otra parte, cuando un periodista le pregunto sobre las suspensiones de FIAT, afirmó que “las mismas son de carácter transitorio” alegando la disminución de la demanda por parte de Brasil, mercado en el que Argentina aspira lograr “proveer del 7 al 11% del volumen total de unidades que se comercializan en el país vecino”.
No obstante, hizo hincapié en que el objetivo es “apuntalar un sistema de mayor inversión y funcionamiento de la cadena de valor, mayor número de autopartistas, que implique una mayor parte del componente nacional de la industria local dentro del bien final” y agregó que “algunas unidades tienen el 33%, otras el 25% y otras superan el 50%”.
Finalmente, el disgusto de Capitanich con el sector quedo más que claro con sus últimas palabras: “en general, sus voceros (por las terminales) tienen ataques infundados porque opinan de temas que no saben (¿será una frase autoreferente?) y que en definitiva, hacen una política agresiva que se inscribe en el marco de una estrategia funcional a las críticas opositoras en la Argentina”.