Las negociaciones entre Brasil y México en torno al comercio automotor completaron un nuevo capítulo. En la reunión que se llevó a cabo en Brasilia, el equipo económico del mayor socio del Mercosur planteó ante sus pares mexicanos la adopción de un sistema de cuotas "flexibles" de importación de vehículos.
El plan de Brasil es continuar forzando una modificación del acuerdo automotor para evitar "desequilibrios" en el comercio bilateral en ese sector.
Luego de las reuniones que se concretaron en el inicio de febrero, esta nueva reunión contó con la participación de Antonio Patriota y Fernando Pimentel – canciller y ministro de Desarrollo Económico y Comercio Exterior, respectivamente- por el lado de Brasil; y de Patricia Espinosa y Bruno Ferrari – secretaria de Relaciones Exteriores y secretario de Economía, respectivamente- en representación de México.
El planteo de establecer cuotas en los salones del Palacio del Itamaraty en Brasilia es un paso más a la revisión del Acuerdo de Complementación Económica, en vigor desde 2003, que emprendió Brasil hace unos días.
Fuentes brasileñas explicaron que, además de esa propuesta, el Gobierno de Dilma planteó la posibilidad de ampliar ese acuerdo a camiones y vehículos pesados ya que por el momento está restringido a autos.
Entre los puntos que se plantearon durante la reunión, también surgió una potencial revisación de la tasa de 30% de contenido nacional exigida para el comercio de vehículos, bajo la presunción de que los que llegan desde México tienen piezas de otros países que exceden ese porcentaje.
De acuerdo a PortalAutomotriz, fuentes mexicanas reiteraron que las exigencias de Brasil esconden cierto “proteccionismo”, que “va en contra de la necesidad de liberalizar más el comercio”, sobre todo frente a la crisis global.
Según datos oficiales de Brasil, las importaciones de vehículos desde México aumentaron el año pasado un 40%, la misma proporción en que cayeron las exportaciones de automóviles hacia ese país, lo cual generó un déficit de casi u$s1.700 millones en el sector.
México, en tanto, destacó que ha tenido superávit durante el último año, pero al mismo tiempo sostuvo que desde la entrada en vigor del acuerdo, en 2003, acumula un déficit cercano a los u$s10.000 millones.
Tras la reunión ministerial, las diferencias entre los dos países serán discutidas por equipos técnicos.