Nadie parece salvarse de la crisis mundial económica que golpea violentamente a las automotrices del mundo. Ni aún las que más invulnerables se presumían. Tal es el caso de la japonesa Toyota que ya deslizó que espera cerrar el año con las primeras pérdidas desde 1938, dos años antes de que comenzaran a anunciar resultados públicamente.
Actualmente, las ganancias de Toyota por el período de abril a septiembre significan una cifra de u$s6.000 millones. Sin embargo, las pérdidas masivas que se aguardan para el período de octubre a marzo de 2009 podrían disminuir significativamente las ganancias, por no decir que podrían borrarlo por completo.
Por otra parte, un yen muy caro dificulta las exportaciones de vehículos de Toyota y diezma los beneficios de la compañía obtenidos en el extranjero una vez repatriados.
El presidente de Toyota, Katsuaki Watanabe, no ocultó una pizca de la situación por la que la automotriz nipona atraviesa. Según sus dichos: “El entorno en el que nos movemos es extremadamente duro. Estamos pasando por una situación de emergencia sin precedentes, y desafortunadamente no podemos ver el piso”.
En aras de podar costos lo antes posible, Toyota bien podría retrasar el lanzamiento de nuevos modelos y deshacerse de actividades periféricas, tales como las deportivas; siguiendo el ejemplo de Honda, que abandonó planes de formar parte de la F1 para 2008.