Nos quedó en el tintero de la cobertura de la 63° edición del Salón del Automóvil de Frankfurt estas dos marcas. Y como no queremos deber nada, aquí va el repaso de los visto en los respectivos stands.
Por el lado de Mazda, sin dudas lo más atrayente es la presencia del prototipo MX-5 Superlight Concept. Es un speedster ligero (pesa apenas 995 kilos) cuyo diseño y desarrollo fue llevado a cabo en las instalaciones de la marca en Alemania partiendo de un Mazda MX-5 (modelo tal vez mucho más conocido como Miata). Sin parabrisas, tanto piloto como copiloto quedan expuestos al viento totalmente, por lo que este auto debería manejarse con casco y visera. Las prestaciones son buenas; según la ficha técnica, el motor 1.8 de 130 caballos acelera de 0 a 100 km/h en 8.9 segundos y los consumos están contenidos: el promedio es de apenas 6.3 l/100 km. Lamentablemente Mazda no tiene intenciones de producirlo en serie, tal vez y lo más osado sería una edición limitadísima. De no ser así, sería una verdadera lástima…
El RX-8 Hybrid no deja de ser otra idea interesante de la marca, que se ha propuesto que sus vehículos consuman un 30% menos de combustible y que las emisiones de CO2 bajen en un 23%. Por eso Mazda está investigando en distintas alternativas y el RX-8 Hybrid es el fruto de esa búsqueda. Es un auto experimental que combina el uso de un motor eléctrico con el hidrógeno como combustible del ya legendario e histórico motor rotativo que utiliza la marca en modelos deportivos como el RX-8. Es todo un desafío y fruto de un acuerdo de Mazda con la empresa Hynor en el marco de un proyecto para generar infraestructura de hidrógeno en Noruega. La elección de este modelo tuvo que ver con que el motor rotativo se adapta mejor para el uso del hidrógeno como carburante y porque puede ser utilizado indistintamente con ese combustible o con nafta convencional. Como el rendimiento energético del hidrógeno es menor que el de la nafta, la versión convencional del RX-8 desarrolla 231 caballos y en este híbrido se limitó a 109 CV la potencia del motor.
Saab, prácticamente vendida a la firma sueca Koenigsegg, fabricante de automóviles tan deportivos como caros (uno de sus modelos está entre los diez más caros del mundo, según un ranking de la revista especializada Forbes), mostró que quiere seguir viva y presentó una nueva generación del ya histórico modelo 9-5. Se trata, una vez más, de una apuesta al estilo tradicional de la marca sueca: un auto sobrio, elegante, señorial, discreto… aunque no por esto un cambio radical para lo que se conoce de la marca. Indudablemente la calidad se denota en cada rincón del auto, pero especialmente en el interior, donde también se nota la clásica preocupación sueca por la seguridad porque todos los materiales son blandos, incluso la guantera está acolchada.
Por la parte mecánica, este nuevo 9-5 sólo tendrá motores con turbo, con caja manual o automática. Cuando se lance, los motores serán un 2.0 turbodiésel de 160 caballos, un naftero 2.0 turbo de 220 CV y el más potente, un V6 2,8 de 300 burros; éste último, disponible también con tracción integral permanente.