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TRAVESIA FORD

LA PRUEBA MAS DURA PARA LA RANGER

Después de haber participado del Pirelli Adventure Challenge por las Dunas del Nihuil con las mismas pick-ups Ranger, una vez más recibimos con gusto la invitación de Ford para probar la dureza y confiabilidad de este producto en un ámbito totalmente diferente.

Las Dunas del Nihuil fueron una prueba difícil (por el tipo de terreno), pero los caminos del norte argentino y la altura fueron la mejor prueba de resistencia que la Ranger podía tener.

Tras haberse frustrado la prueba de manejo por los caminos de Mendoza que Ford tenía previsto para el lanzamiento de la Ranger en agosto (como consecuencia de la emergencia sanitaria dispuesta en la Argentina por la gripe A), realizar una acción de este tipo era una materia pendiente para los organizadores.

De modo que la idea central de esta prueba dinámica era replicar con la mayor exactitud posible, el duro trabajo que muchas de las Ranger realizan en la zona de las provincias de Salta y Jujuy como vehículos de flota de empresas petroleras y mineras. Caminos abiertos sólo para trabajos de mantenimiento de gasoductos, lechos secos de ríos y la altura fueron nuestro objetivo y son el recorrido diario de las Ranger que trabajan en esta zona del país.

Durante dos de las tres jornadas las ocho camionetas de este operativo fueron exigidas al máximo, mucho más de lo que cualquier usuario promedio puede imponerle. Y el resultado fue óptimo en todas las circunstancias.

DIA 1
Los primeros kilómetros de este periplo transcurrieron por caminos de asfalto. Hasta llegar pocos kilómetros antes de Abra Pampa, el escollo más importante que hubo que sortear fueron los más de 4.000 metros de altura. Por momentos no se podía pasar de tercera marcha porque el poco oxígeno del aire empobrece la mezcla de combustible y el rendimiento de los motores no es el óptimo. Lo mismo sucede con las personas. Y un periodista apunado pudo dar fe de eso. Hizo falta recurrir al tubo de oxígeno.

Sin embargo, eso no sería lo más duro. Todavía faltaba incursionar por el lecho del río Grande de Jujuy. Una travesías de apenas unos 3 kilómetros que demandó más de tres horas de trabajo para que pudieran pasar las 8 camionetas. Hubo que arremangarse para juntar piedras y ponerse a trabajar con las palas para inventar un camino alternativo para que pudieran pasar los vehículos.

DIA 2
El objetivo de la travesía diseñada para este día por Eduardo Babícola (organizador del evento y jefe del operativo) fue vivir la experiencia y ver las condiciones de trabajo verdadero que todos los días del año tienen que enfrentar las camionetas de flota de las empresas mineras o petroleras.

Para eso, tomamos un camino que sale desde la ciudad de Humahuaca hacia el este de la provincia. Es un camino de ripio que conduce al pequeño poblado de Santa Ana, previo paso por el Abra de Zenta, a más de 4.400 metros de altura e internándose ya en la provincia de Salta. Allí corre un gasoducto y el camino es recorrido a diario por las camionetas que controlan el funcionamiento del mismo. No sólo la altura resulta condicionante, sino también las marcadas pendientes. Es necesario, en muchos casos, subir en primera de baja. Muy lentamente y con mucha paciencia.

A esta altura de la travesía, tras haber manejado la versión Limited en la primera etapa y la Super Duty en la segunda, pudimos sentir la notable diferencia en la amortiguación de una y otra versión. La Super Duty, preparada para llevar más de 1.000 kilos (contra los 750 de la Limited), resulta mucho más áspera, pero al mismo tiempo, brinda mayor sensación de seguridad al doblar en una curva, por ejemplo. Del mismo modo, se mostró más eficiente en esas duras trepadas del camino hacia Santa Ana, lo que nos hace pensar que la pequeña diferencia del rodado entre una y otra (15 en la Super Duty y 16 en la Limited), juegan a favor para conseguir mejor respuesta del motor.

DIA 3
Sin dudas el más livianito del viaje. Salimos desde la localidad de Huacalera, unos 15 kilómetros al norte de Tilcara, con el objetivo puesto en esa maravilla natural que son las Salinas Grandes. Son 90 kilómetros de un asfalto impecable. Saliendo por la ruta 9, hay que tomar la 52 y atravesar la cuesta de Lipán. Otra vez superamos los 4.000 metros de altura para, del otro lado de la cuesta, llegar por primera vez a la Puna. Bajamos a las Salinas Grandes y regresamos por el mismo camino, pero esta vez con destino final en la ciudad de Salta para emprender el retorno.

Punto final de una travesía que no sólo nos permitió ver los paisajes más impactantes del norte argentino, sino también comprobar en carne propia el nivel de exigencia que tienen a diario las pick-ups Ranger en esa zona del país y el grado de confiabilidad que alcanzó un producto que no casualmente fue bautizado como Raza Fuerte.

PLAN ESCOLAR


En la década del sesenta, mucho antes de que se pusiera de moda y se habla tanto de Responsabilidad Social Empresaria, Ford Motor Argentina lanzó un plan de construcción de 43 escuelas rurales y de frontera a lo largo y ancho del país. Este plan estuvo vigente hasta principios de la década del ochenta, cuando se cumplió el objetivo que la empresa se había propuesto.
Pasó la década del noventa y llegada la crisis del 2002 la empresa se propuso abordar nuevamente esa acción de RSE. Una alternativa era continuar la construcción de más escuelas rurales y de frontera, pero una rápida recorrida por aquellas escuelas que habían sido construidas con tanto esfuerzo décadas atrás, modificó los planes. Los responsables de la empresa verificaron que la mayoría no había tenido el mantenimiento suficiente a lo largo de los años (responsabilidad de los gobiernos locales) y por eso la decisión fue emprender la remodelación y reacondicionamiento de las 43 escuelas construidas en aquellos años.

En el paso de esta travesía pasamos por una de las 15 escuelas que Ford lleva reacondicionadas desde que se relanzó el plan. Se trata de una escuela rural en la localidad de Chucalesna, a pocos kilómetros al norte de la ciudad de Tilcara, en la provincia de Jujuy.
Cabe destacar que esta acción se lleva adelante en conjunto y con un gran aporte de la red de concesionarios oficiales de la marca. Y cada concesionario es “padrino” y responsable de cada una de las escuelas construidas.
Una acción silenciosa que merece reconocimiento y que nos hace pensar, una vez más, qué importante es la acción privada cuando el Estado sigue ausente de temas centrales del desarrollo de nuestro país. Estas escuelas no sólo funcionan como tales, sino que representan un centro de reunión y de desarrollo para zonas “olvidadas” (por la dirigencia política) de nuestra geografía.
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