Aquí sería un escándalo de proporciones amplias, pero lo cierto es que en los llamados países serios, o del Primer Mundo, un recall no implica más que el reconocimiento de la seriedad de una empresa. Nos referimos a los recalls, muy habituales en países con empresas y empresarios serios (no sólo en el ámbito de la industria automotriz).
Esta vez la noticia pone en el centro de la escena a la marca Ford que descubrió un riesgo de incendio que podría darse en varios de sus modelos producidos en diversos años por un desperfecto en el interruptor del controlador de velocidad. El potencial de unidades afectadas es de 4.500.000 y la falla se debe al switch del control de desactivación de velocidad fabricado por la empresa Texas Instruments.
Los modelos afectados por este recall son el Econoline (1992-2003), el Excursión (2000-2003), el Explorer (1995-2002), la F Super Duty (1993-1997 y 1999-2003), el F53 (1994), la Ranger (1995-1997 y 2001-2003) el Windstar (1995-2003) y el Mercury Mountaineer (1995-2002).
Ford notificará en los Estados Unidos a los dueños de las unidades y a los dealers e instalará un fusible para el dispositivo en cuestión. Los concesionarios, además, deberán controlar el conector del sistema ABS. Todo esto, obviamente, sin ningún cargo para los clientes.
De todos estos modelos, el único que podría estar afectado es el SUV Explorer, del cual la filial local importó unidades durante el segundo lustro de la década del noventa.
El anuncio fue hecho hoy por la National Highway Traffic Safety Administration (NHTSA) de los Estados Unidos. Se descuenta que este recall será para Ford una prueba y será tomado con la más absoluta responsabilidad, no sólo por el volumen de unidades que están en riesgo, sino porque todavía está en el recuerdo de los norteamericanos el problema con los neumáticos Bridgestone de las Explorer; suceso que ocurrió a fines de la década pasada y que se cobró varias muertes en los Estados Unidos.